19 abril, 2024

El matrimonio

Parece que los tiempos cambian y así mismo cambian las costumbres. Al matrimonio se lo intentó prostituir, hablando de matrimonios entre personas del mismo sexo,

La etimología de la palabra matrimonio viene del latín matrimonium, la cual proviene de matrem (madre) y «munium», «gravamen o cuidado», Matrimonio tiene un origen similar a patrimonio, formado de pater (padre) y «munium»,  viniendo a significar matrimonio, el «cuidado de la madre por el marido/padre», en tanto se consideraba que la madre era la que contribuía más a la formación y crianza de los hijos. Otra posible derivación provendría de «matreum muniens», significando la idea de defensa y protección de la madre, implicando la obligación del hombre hacia la madre de sus hijos. El matrimonio o las “justas nupcias” era la aptitud legal para casarse, un privilegio de los ciudadanos de Roma. En los primeros tiempos, los extranjeros, peregrinos, bárbaros y esclavos, estaban excluidos, incluso al punto de ser condenado a muerte el romano o romana que se casara con un bárbaro o una bárbara. El matrimonio es una antigua institución social, presente en gran cantidad de culturas, y establece un vínculo conyugal entre un hombre y una mujer, para asegurar el bienestar de los productos de esa unión,  reconocido y consolidado. por medio de prácticas comunitarias y normas legales, consuetudinarias, religiosas o morales. La unión matrimonial establece entre los cónyuges – y en muchos casos también entre las familias de origen de estos- derechos y obligaciones que varían considerablemente según las normas que lo regulan en cada sociedad. El matrimonio suele estar estrechamente relacionado con la familia y constituye el núcleo de la misma.

Hace ya unos años comenzaron las personas que pertenecen al grupo minoritario GLBTI (con la excusa que son minorías, lo que los lleva incluso a que, si eres homosexual, tienes un punto más en el currículum para cualquier concurso), a exigir los mismos derechos que tenemos los demás ciudadanos, es decir, ellos tienen más derechos que la mayoría. El asunto no quedó ahí. Como han sido parte del grupo que ha mandado el país (es necesario obtener votos), lograron puestos claves en diversos Ministerios y han ido imponiendo algunas reglas que, la verdad sea dicha, los demás ciudadanos, confiados, no reclamamos a tiempo y por ejemplo, en los textos de “educación sexual”, se enseña sobre las relaciones sexuales, incluyendo incluso métodos abortivos para evitar el embarazo.

El hablar de estos temas a niños ingenuos, lleva también a que, profesores sin preparación adecuada, se exciten y se llegue al crimen del abuso sexual a los estudiantes, los cuales no entienden que ocurre, y luego, con amenazas, silenciar sus canalladas.

Nuestro sistema educativo emplea, a mi modo de ver, libros que hablan de resentimiento social, de odio de clases, de negativismo. Este tipo de enseñanza crea en el alma de nuestros hijos y nietos, sentimientos encontrados contra los principios que recibieron en sus casas y hacen un daño tremendo a la sociedad. Esto lleva a rebeldía, drogas, armas, bandas y luego a organizaciones como las que conocemos, que ya gobiernan en algunas partes.

¡Esto debe acabar! Es imperativo un cambio en la estructura educacional. Debe llamarse a Educadores especialistas que sí hay en el país, para rehacer los libros de enseñanza. Ya la época de la revolución sexual, drogas, hippies, degeneración, y toda esa marranada de los sesenta ya pasó hace más de cincuenta años. El mundo debe recorrer el camino de regreso a la integridad, a la honestidad, a los principios y valores morales y éticos. La responsabilidad que tenemos para con el planeta, con nuestros descendientes y con Dios, nos obliga a un cambio. Nadie es eterno y nadie se puede llevar, después de muerto nada, aparte de su conciencia de lo vivido aquí y quizás los recuerdos.

 

Sin el compromiso del matrimonio o unión, para defender al producto de esa integración del hombre y la mujer, no hay familia, sin familia, no hay sociedad. Querer prostituir esta unión, permitiendo usarla para otro tipo de relación, es destruir la sociedad y la seguridad de la supervivencia de la raza humana. Soy un firme creyente en el matrimonio. Creo que si no se tiene la vocación sacerdotal, el estado natural del ser humano, es el matrimonio. La vida en común de dos personas, al inicio, puede ser difícil. El ir adaptándose el uno al otro, con tolerancia y amor es lo que preserva la creación divina.

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Como editorialista de nuestro diario, y como persona, muy poco me ha gustado exteriorizar temas relacionados con mi familia. Personalmente considero que siempre uno debe guardarse su intimidad en el más profundo interior de su alma, pero tratándose esta vez de un pequeño héroe y angelito de Dios, cuyas alas están queriendo ser cortadas por una perversa enfermedad, y por cuanto a su tierna edad, Sebastián Andrés, ya está batallando con las crudas adversidades que ni el más “templado” de los adultos podría soportar, aquello ha hecho que mi dolor desencadene en una serie de circunstancias que por el simple hecho de ser padre y abuelo, y por el hecho de que este hermosos angelito lleve además en sus venas la misma sangre que nos irrigaron nuestros padres, todo esto pues, acrecienta el inmenso dolor y el terror por no perderlo.

En estos momentos, solo recurro y pido a nuestro Padre Eterno que El decida por Sebastián Andrés, y en esta parte, estoy totalmente seguro que Jesús; el Cristo, lo tiene y lo tendrá perse en su regazo. También estoy completamente seguro que “Sebas” lleva en su alma y en sus genes, la inquebrantable valentía que en vida tuvo mi madre.

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