18 abril, 2024

Sharia

A medida que las sociedades se tornan ricas baja el crimen y sus ciudadanos se preocupan menos de él y se hacen blandos, les interesa más la rehabilitación de los criminales y menos las víctimas.

Como en las sociedades de menor desarrollo se ve a las más ricas como el objetivo deseable, puede que estemos queriendo aplicar los generosos conceptos que tienen ellas hacia los criminales, sin reconocer nuestras realidades. Ello lleva a casi olvidarnos de la víctima y a dar una gran protección al criminal, con penas leves después de las cuales rápidamente sale para delinquir de nuevo. ¿Quién paga por nuestra generosidad?, el ciudadano robado, vejado o muerto.

El tema de violación a niños que hoy día está remeciendo la sociedad ecuatoriana es un excelente ejemplo. ¿Qué le pasa a ese agresor?, supongo que no puede volver a ser profesor una vez que cumple su condena. ¿Cuál es la condena? ¿Cuán probable es que la cumpla en su totalidad? Un castigo podría ser la castración. Ay, qué barbaridad, dirán los que dan prioridad a los derechos del criminal. Pobrecito. Apropiado castigo o mecanismo de defensa, para aquellos que tienen hijos violados y en riesgo de serlo.

Cuando escuchamos de la Sharia musulmana, muchos puede que se horroricen ante algunas de sus penas. Son penas, sin embargo, que buscan dar un mensaje, brutal pero efectivo, a futuros criminales. El dar tantos latigazos en la plaza pública en lugar de años de cárcel puede ser mejor mensaje para el criminal y menos costoso para la sociedad. Pero, qué barbaridad, la sangre derramada en el suelo, ¿y la sangre derramada de la víctima no importa? Sabia fue la Biblia al proponer diente por diente. No puedo menos que sentirme de acuerdo con la aplicación de la pena de muerte para aquellos criminales irredentos que son un peligro para la sociedad y que con penas adecuadas nunca habrían salido de la cárcel.
La pena de muerte que tanto horroriza en los países ricos, a nuestras autoridades religiosas, a la ONU y a tantos con corazón blando son aplicadas extensamente en la China y en otros países por la posesión de droga, por corrupción y por muchos otros delitos. Si no lo aplicasen sus cárceles estarían aún más llenas. Si tuviera que votar por la aplicación de esa pena de muerte en nuestro país, ciertamente que votaría a favor. Reconozco que sería una minoría.

Si queremos realmente proteger a los niños indefensos, a las mujeres, a los muertos de un tiro en los buses, tenemos que ajustar nuestro código penal. Dar menos esperanza a la rehabilitación de criminales que vemos en la práctica no se rehabilitan, y que salen de la cárcel con un doctorado para volver a delinquir, y aplicar penas duras en cárceles humanas.

Nuestras autoridades, empezando por el Presidente de la República y nuestros Asambleístas, tienen que comprender que no somos un país rico con poca delincuencia, somos un país pobre con mucha delincuencia que afecta particularmente a los sectores menos protegidos. Cuando hablamos de la necesidad de ayudar a pobres y desvalidos no podemos cerrar los ojos a la realidad criminal que enfrentan.

Tal vez una Sharia ecuatoriana ajustada a nuestra idiosincrasia y costumbres sería algo para tomar en cuenta.

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Después de cinco años de Gobierno de la Revolución Ciudadana, podemos asegurar que sí ha habido cambios. Vale la pena analizar si estos cambios han hecho bien o mal al país y creo necesario detenerse, mirar lo que ha ocurrido y pensar si es conveniente enderezar el rumbo, o continuar con la ruta trazada.

Hay un punto con el que no puedo estar de acuerdo y que me parece que debe detenerse, y es el confrontar demagógicamente a las clases, los insultos, el descrédito a las personas, los juicios con demandas absurdamente exageradas que no se relacionan ni con el daño, ni con la realidad nacional y la imposición de la ley incluyendo para lograrlo la presencia del Presidente de la República, lo que me parece que es una forma de presionar a los jueces para lograr lo que se desea. Esa no es la actitud que al menos yo espero de quienes nos gobiernan.

5 comentarios

  1. Excelente analisis, real y duro a la vez. Creo que comparto con Usted, la visión de un mayor castigo a los trasgresores y con ello asegurarnos una sociedad menos permisiva. Yo apoyo la idea de una pena que defienda los derechos de la víctima y no del victimario.
    Saludos

  2. Miles de ecuatorianos pensamos igual que ud., y somos cristianos, porque hoy por hoy no existe ninguna forma de rehabilitar a gente criminal q son unos verdaderos demonios caminando que matan, roban, violan, atropellan a quien les dá la gana y no hay castigo para ellos pues el sistema judicial y la corrupción de los abogados, jueces y defensores, los deja libres al poco tiempo. El mal se corta por la raíz, ojalá otros escriban también al respecto sumándose a su criterio acertado y sin hipocresías. Nuestro sistema de penas proteje al criminal, al traficante y al ladrón, ejemplos los vemos a diario y ya nos cansamos, un día esto va a reventar!

  3. Joaquín: Una gran verdad! Por eso estamos como estamos. Si no hay justicia, la ley no existe! La justicia es manejada íntegramente por el poder, de modo que la justicia que hay solo sirve para castigar no reo, sino al que no es borrego.
    Este es nuestro país! desgraciadamente, con tu mismo criterio pensé que la castración total para los violadores podría ser la solución, eliminando no sólo miembro, sino también gónadas, pero ya saldrán cirujanos reconstructores.
    La tibieza de la ley, las irregularidades permitidas legalmente, como el consumo de drogas promovido por algún ex pariente de mula, son las cosas que favorecen la delincuencia. Y luego el pobrecito no se dio cuenta, pero ya prometió que no lo vuelve a hacer! Vuelve a su lugar de trabajo y vuelve a delinquir! ¿A eso llamamos justicia???
    Te felicito! muy claro. Felicito también a Angeli por su comentario.
    Un abrazo

  4. Los derechos humanos, son mas para los delincuentes que para las personas que trabajamos duro día y noche, que se prepara, que arriesga, que produce, que soluciona problemas, que educa, que sirve a Dios y a la familia, que es responsable y cumplidor de las leyes humanas y divinas sobretodo. Lejos están de todo esto los oportunistas, ateos, desordenados y tolerantes del mal. Esta es la sociedad actual en la que vivimos, que quiere quedar bien con Dios y con el diablo al mismo tiempo, lo cual es imposible. Una sociedad tibia y fría, y que aún se considera «cristiana» es una sociedad hipócrita, debe volver a leer y practicar los preceptos de la Biblia y encontrarse con Dios tu creador y contigo mismo y estarás mas capacitado para juzgar y recibir justicia.

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