29 marzo, 2024

Todo está escrito en la velocidad del vivir…

Me hago preguntas infinitas, e ignorantes se vienen las respuestas al instante…

Tengo la experiencia para saber lo que no quiero.

La sabiduría proviene de los errores cometidos.

El buen juicio es el resultado de la experiencia y la experiencia es el resultado de los malos juicios.

Transitamos por la vida como si fuera eterna.

En el consiente devenir de nuestro continuo percibir; las prioridades evolucionan.

Constantemente cambiamos la perspectiva de cómo nos conviene usar el tiempo.

La vida es un enigma.

Cada cual debe encontrar su razón para estar vivo; pero en sí mismo la vida solo existe porque se tiene que vivir.

Es la energía que regula el ordenamiento universal.

Es tan imprescindible como la muerte.

En la dualidad de vida y muerte, se encuentra la coexistencia de todo lo creado.

Lo muerto proviene de lo vivo y lo vivo solo existe para poder morir.

Entre los dones más determinantes que han sido otorgados, la conciencia de saberse vivos solo les fue concedida a los pensantes.

Los animales no tienen la conciencia de su vivir.

Simplemente subsisten y por ello no padecen angustias ni temen a la finitud del breve instante que les toca vivir.

El pasado no existe porque ya pasó; el futuro tampoco porque no pasó.

Ambos son dos inexistencialidades.

Lo único que existe es nuestro presente y el mismo es intemporal, porque no puede existir una existencia entre dos inexistencialidades.

El tiempo es una medida que nos sirve para determinar lo inexistente.

Es un invento humano para dar sentido a la experiencia.

Los seres pensantes difieren radicalmente de los instintivos.

Su capacidad de aprender y almacenar conocimientos, les genera más desconocimiento sobre los principios fundamentales de la vida.

Sus preguntas se llenan de la ignorancia que le arrojan sus respuestas.

El humano vive angustiado por aquello que no puede conocer.

Las preguntas más importantes de la existencia son aquellas que decidimos no preguntar.

¿Cómo saber si lo que hacemos es correcto?

Para ser correcta, toda decisión debe tener dos condiciones.

La primera es que lo que decidamos nos haga feliz.

La segunda es que lo que decidamos no lastime a los seres que amamos.

A fin de cuentas; finalmente todas las decisiones están destinadas a obtener el mayor placer o a tener el menor dolor.

No es difícil hacer lo correcto.

Lo difícil es saber que es lo correcto.

Pero cuando se sabe que es lo correcto; es imposible no hacer lo correcto.

Deambulamos en la brisa del fugaz instante de un pequeño tiempo.

Aprendemos lo que ya sabemos; desconocemos lo que deberíamos saber.

El perfecto orden de todo el universo nos enseña:

Para que todo siga igual; es preciso que algo cambie.

Lo que deba suceder; sucederá.

Todo está escrito en la velocidad del vivir…

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Un paréntesis electrónico

En este mundo nuestro actual resulta difícil asimilar un oficio, un quehacer diario, sin la influencia de la tecnología, de la informática, sin poner un SMS, sin recibir un whatsapp, sin los recursos de internet, pero no hace mucho tiempo, todo esto no existía.

Estaba yo pensando, por qué no dar un descanso a los electrones que no paran de moverse de un lado a otro, que bien merecido tienen un reposo y recrearnos en pasajes del pasado no tan lejano donde ellos aún no habían surgido de su cuna.

Por unos instantes voy a pasear por una calle imaginaria y comprobar, al inicio del día, cómo las amas de casa acuden en pleno a la esquina de la calle; ¿qué ha pasado?, pues que el lechero ha llegado, con su gran cántara y un par de jarros de latón como medida, de litro y medio litro, repartiendo la leche fresca, sin pasteurizar y sin conservantes, directamente del ordeño al consumidor. Me dispongo, haciendo uso de la osadía que me caracteriza, a entrar seguidamente en una de las casas donde una señora está elaborando jabón, mezclando el aceite de oliva sobrante con la sosa caústica y poniéndola a hervir. ¡Cuidado!, me dice, no te acerques mucho que la sosa puede salpicarte y quemarte, mientras ella remueve con un palo hasta que toma consistencia y lo vuelca sobre un recipiente de barro. Así estará un par de días mientras se está endureciendo.

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