29 marzo, 2024

Juego de tronos

Recreándome con Juegos de Tronos. ¿Ha visto usted esta serie de televisión? Es el retrato del poder y los poderosos que lo buscan y lo atesoran. En la pasada temporada 6, capítulo 9. La Reina madre, Cercei, cumple su enfrentamiento final con el líder religioso “El gorrión”,  que la ha despojado del poder, la ha apresado y humillado cruentamente. Es fantástico cómo está mujer llena de venganza planea la desaparición del gorrión y de todos sus seguidores. Los reúne a todos y los hace explotar  sin pena ni gloria. Siempre la muerte es el final de los conflictos.  Con él mueren todos sus fanáticos seguidores. La trama de Juego de tronos es magistral. La venganza de este personaje,  la Reina Cercei  extraordinaria. Es como ver a los norteaméricanos echando las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki y echarse a reír viendo volar los cuerpos y destruido todo lo existente. El poderoso es poderoso.

Juego de tronos es la historia del poder en la historia de la humanidad. Es la historia de la venganza durante todos los tiempos antiguos y venideros. La venganza es la gran energía del poder. La venganza es la caída del ángel y su transformación en Belcebú, lo que  sigue después de Dios. Belcebú  no es lo contrario de Dios pues Dios también manifiesta emociones. Dios y Belcebú son y representan la autoridad enfrentándose a sí mismo. Las dos caras de una misma moneda. La moneda es el hombre, la más grande creación sobre la tierra. Hombre significa «corona de la creación». Creación dotada de autoridad, de dominio, para someter a otros, esclavizar, pensar sin piedad y actuar de acuerdo a sus intereses, aspiraciones, instintos y conveniencias y luego asistir ante su Dios para pedir perdón.

¿El hombre crea a Dios o Dios crea al hombre? Nuestro deseo de venganza es nuestro mismo miedo a morir. En la serie todos buscan ser el rey de los siete reinos y para eso el camino es la guerra. Contra el enemigo, contra mí mismo, contra Dios, contra el demonios y nuestros límites. Me encanta de la serie y de la historia misma, que todos mueren, tal como en la vida misma, que todos vamos a morir. ¿Morir? No lo entendemos, nunca lo vamos a entender.

¿Quiénes somos? ¿Quién soy yo? Es un juego de tronos la existencia. De la fatalidad al rompimiento, luego  la serenidad y en un tiempo ver rodar nuestras cabezas por la imposibilidad de saber , comprender, entenderlo todo, desenredar el todo y aceptar que un sorbo de agua contaminada o un vaso de vino envenenado acaba con nuestro dominio. Aceptar nuestra fragilidad.

Caigo para ascender. Caigo para descender. Se acerca el invierno: la guerra es inevitable. Nacer de nuevo cada día, continuar con y ante lo más sagrado que hay en mí. Morir y ver morir, verme morir, verme vivir.

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Mi viejo tambor…

Hice un cálculo del tiempo que demoré preparando la “cena de Navidad”.
Cinco horas aproximadamente fueron las que utilicé el jueves (20), previo
al 24 de diciembre, que este año cayó lunes. La cena consistió en “pavo a la
inglesa”, arroz con choclo y queso, ensalada rusa de frutas y Christmas cake.
Lo que se acompañó con un refrescante jugo de naranjilla. Y el clásico brindis
con champán.

Obviamente, los expertos en cocina sabrán que, al menos el pavo y el cake
debieron ser adobados con anticipación de, mínimo, dos días.

El pavo previamente sacado el pellejo y las menudencias e inyectado con
champán y cerveza. Y, el christmas cake, con algunos de sus ingredientes
como las pasas y ciruelas pasas que tuvieron que dejarse macerando en vino
dulce y coñac, otro tanto de las mismas junto a las cereza fueron cocinadas
y se las dejó reposando cuarenta y ocho horas antes de iniciar la cocción del
cake.

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