19 abril, 2024

Semestre inquietante

En el tiempo que resta del año veremos una transfiguración angustiosa entre lo que fue el Ecuador de hace una década y el actual. No hay tal década ganada, por el contrario, la desbancada será brutal.

La recesión será mayor. El desempleo se acentuará y la informalidad se multiplicará. Las calles se llenarán de gente que deambularán como sombíes y los supermercados vacíos serán un termómetro de lo que estará sucediendo. Las ventas bajarán en porcentajes que superarán el 40%, pese a promociones de 2×1. El deterioro comercial será indiscutible.

El gobierno no encuentra salida a la crisis, seguir negándolo es inútil. Se debe: 470 millones a los Municipios y Prefecturas; 392 al ISSFA; 1.200 a proveedores; 907 constructores y no se sabe cuánto al IESS. Se deberá pagar la cuota del endeudamiento externo, junto con el de Chevron en este mes.

Guayaquil la de mayor movimiento comercial ha dado paso a Quito en establecimientos, ventas, impuestos y créditos concedidos, los 39 ministerios y secretarías incluido el del Buen Vivir, hacen la diferencia.

Los contratos por las Alianzas Público-Privadas dicen generarán 1.200 millones en algunos años y representa el 1% de los 13 mil millones de la inconcebible Refinería del Aromo. La recaudación de impuestos baja considerablemente como era previsible. Circula menos dinero; el electrónico, ni hablar. Nos esperan meses de terror.

“Nadie puede volver atrás y empezar de nuevo, pero cualquiera puede empezar hoy y crear un nuevo final.”

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Lo que debemos replantearnos…

La vida nos da constantes lecciones de cómo debemos vivir. Todo lo que necesitamos saber se encuentra en la existencia. El ser humano a veces es incapaz de comprender las señales que se le presentan. Sin embargo, hay acontecimientos inesperados que nos muestran los cambios que debemos hacer con lo que nos queda por vivir.

Tenemos una falsa creencia de inmortalidad que nos hace indiferentes a nuestro tiempo real de vida. Pensamos que las desgracias solo les ocurren a los otros, pero no a nosotros. Actuamos como si tuviéramos la seguridad de que nuestra existencia es indefinida.

En las tragedias ajenas se esconden muchas lecciones que debemos aprender. Cuando alguien que queremos descubre que debe enfrentarse a su muerte prematuramente, se nos revelan varias señales. Son mensajes que nos advierten los cambios radicales que debemos dar a nuestro vivir. Estos indicios son más fáciles de comprender si amamos al ser que tiene esa tragedia. De la manera cómo quién queremos tiene conciencia de su partida, descubriremos también que nuestra partida será más pronto de lo que imaginamos. El ver cómo enfrenta a su muerte, nos ubica en la realidad de que ya hemos vivido más que aquello que nos queda por vivir.

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