23 abril, 2024

Ayer me mataron

«Ayer me mataron», la carta de Guadalupe Acosta sobre las dos turistas argentinas asesinadas en Ecuador. Ilustrada: pictoline_2016-Mar-04

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Torpezas e Inútiles batallas

El 18 de diciembre expuse ya mi criterio respecto al monumento de LFC. No me gustaba la obra en su ejecución artística, ni el lugar seleccionado por incoherencia histórica y arquitectónica, y expresé además, que el gobierno central no podía inmiscuirse. Dos meses más tarde encuentro más y más torpezas respecto al mismo tema, y es que cuando están subyacentes e implícitas consecuencias políticas vamos obligatoriamente a polemizar en beneficio de los propios odios, tendencias o afectos. Y tratándose de un personaje como lo fue LFC era de prever lo ácidas que serían las acciones y reacciones.

Opiné también que ningún ministro o ministra nombrado a dedo puede inmiscuirse en las atribuciones del Concejo y de un Alcalde elegidos en las urnas para regentar el urbanismo de una ciudad determinada. Caso contrario sería mejor, como sucedió durante la dictadura militar de los setenta, que fuese el mismo poder ejecutivo quien nombre directamente a quienes representan a la ciudad y a las provincias. Opiné que los bienes y mobiliarios urbanos son propiedad de la ciudad y representan o deben expresar o reflejar su historia e idiosincrasia. Opiné que mientras este sistema geopolítico rija, y mediante elecciones directas se elijan a sus autoridades seccionales, ninguna ley ni reglamento que se dicte puede permitir la injerencia del gobierno central en estos temas urbanísticos y locales.

La anexión de Guayaquil a Colombia en 1822: Segunda Parte

Para el segundo semestre de 1821, Guayaquil tenía representantes de San Martín y Bolívar, quienes mantenían frecuentes contactos con la Junta de Gobierno presidida por Olmedo. Además estaban acantonados soldados de Sucre, el cual a fines de ese año, estaba en Guayaquil. El convivir entre todas estas fuerzas no era fácil y las actitudes hostiles de oficiales colombianos mantenían preocupado a Olmedo; él evitaba que se originaran conflictos entre guayaquileños, colombianos y peruanos.

El 28 de diciembre de 1821, Olmedo envió una carta a Francisco Salazar, delegado de San Martín en Guayaquil, para alertarlo sobre lo que estaba sucediendo en los últimos días…

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