Cifras mentirosas

Se termina el 2015, año que trajo consigo una gran cantidad de preocupaciones y angustias a todo nuestro pueblo. Los acontecimientos que se suscitaron en político, económico y social, no permitió la tranquilidad necesaria para el desarrollo productivo de las actividades.

Desde el Ejecutivo y Legislativo se contribuyó con el caldo de cultivo para que el país viva en una constante zozobra. Los argumentos esgrimidos por los gobiernistas sin sustento alguno, no resistían el menor análisis. Se utilizó todos los medios al alcance para vender su verdad y no la realidad de los acontecimientos.

En lo político todos estamos abombados con las sabatinas y las agresiones verbales. Los proyectos de leyes que busca debilitar al sector privado y reducir los patrimonios utilizando el falso argumento de una sociabilización-comunistoide que ha fracasado en todos los países donde se la implementado, se tradujo en cero inversiones.

Las protestas callejeras se han reprimido con fuerza brutal, llevado a las cárceles a gente inocente, minimizando el número de personas disconformes y comparándolas con mítines bailables pagados con un bocadillo, burlándose del hambre de un pueblo que busca en algo saciar su estómago. Utilizaron la muletilla de que son más, muchísimos más.

En lo económico, poco a poco se ha revelado las cifras que hacen o componente las cuentas del Estado. Se culpa de la quiebra a la baja del precio del petróleo, creyendo que el pueblo se traga la píldora y no recuerda que se sustrajeron de todos los ahorros del Fondo de Contingencia para la época de las vacas flacas. Dispusieron de los dineros de IESS que son ahorros de los trabajadores en base a cifras mentirosas; se vaticina su quiebra en pocos años.

La contabilidad del Estado (léase Ministerio de Finanzas) Banco Central, IESS, Aduanas, Sri, etc., no se transparentan. Se asientan préstamos o anticipos como si fueran valores que no se tuvieran que pagar. Las deudas a los contratistas son una incógnita; las cifras no reveladas ni por los acreedores so pena de ser puestos al último en el cajón.

La burocracia se mantiene impaga en algunos de sus haberes, pero tampoco pueden alzar la voz porque se quedan sin chamba. Se dice por los corredores que lo que se percibe por concepto de sueldo es para las colas.

Por el lado del comercio exterior todo pronóstico quedó por los suelos. Las exportaciones tanto petroleras como no petroleras, marcarán una disminución de algo más del 30%. El gobierno adeuda $180millones por devolución de impuestos. El camarón, cacao, pescado enlatado, flores, caen en cifras que tampoco las revela el gobierno, pero cada gremio las conoce.

Los importadores muchos están al borde de la quiebra. La salvaguardia sacó del mercado a algunos. Los industriales hacen maromas para poder subsistir; sus productos pese a tener la marca Ecuador están en desventaja con los vecinos Perú y Colombia. El sector automotriz esta liquidado; los cupos, los impuestos, más la banca cerrada para el crédito, hacen a los vehículos sumamente caros.

La banca continúa perdiendo depósitos. Se pensó que era circunstancial, pero parece que la gente está ‘poniendo a buen recaudo su platita (bajo el colchón). La disminución de los depósitos lleva acompañado la reducción del crédito y con ello todo el aparato productivo se desacelera. Se estima en $ 3.200 millones la disminución de la liquidez.

Se dice que en carpeta hay nuevas medidas que afectaran en la economía de los que más poseen; que solo están dedicadas a los bienes suntuarios que no los consume el pueblo. Otra gran falsedad.

Lo más crítico es lo social. A nivel gubernamental se exponen cifras que son irreales en relación a la pérdida de plazas de trabajo. El desempleo aumenta mes a mes y se incrementará en el 2016. Como ejemplo, sólo a nivel de la construcción los despidos ascienden al 45%. En el sector petrolero según el Alcalde de Lago Agrio se han reducido 5.000 trabajadores. La desocupación avanza a pasos agigantados. Se reflejará en informalidad y delincuencia.

Debería ser optimista, no obstante, como se presenta el panorama es muy difícil serlo.

Los ecuatorianos debemos unirnos y poner de nuestra parte para salvar al país. Difícilmente en un régimen donde no se reconoce que el modelo económico es el equivocado y debe ser cambiado, se obtendrán las soluciones que eviten ir al despeñadero.

UN FELIZ 2016