25 abril, 2024

Los muros de la vida y de los países

Es muy preocupante ver cómo en los tiempos que vivimos del siglo XXI hemos retrocedido siglos, volviendo a tener ciudades y países amurallados. Además de los muros invisibles que crecen cada día en los mismos hogares entre las parejas, sus hijos y otros familiares y entre generaciones.

Aupados por políticos como Donald Trump, al que prefiero no calificar para no quedarme corto, quien propone un muro financiado por México en la frontera común con Estados Unidos. Es tan sin sentido su propuesta y es tan absurda, ya que México es miembro del Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos, es decir, libre tráfico de mercancías pero todos los limitantes para los ciudadanos mexicanos.

Ya hay muros en la frontera México –Estados Unidos, se están construyendo algunos en la Europa “comunitaria”, he puesto comillas a esta última palabra pues cada día parece que tienen menos en común.

Hay muros en las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, en África, entre Israel y los territorios palestinos, entre India y Pakistán y más.

Esto es el germen que sumado a los muros raciales, religiosos, económicos, culturales y más, terminarán produciendo no solo los enfrentamientos actuales, sino más y más graves confrontaciones que nos llevarán al incremento de la violencia y la guerra.

Se han construido muros intangibles que separan a los ciudadanos de un mismo país por intereses políticos, económicos y otros. Entre Cataluña y el resto de España, entre países hermanos como Venezuela y Colombia. Entre segmentos sociales, gracias al Socialismo del Siglo XXI y los retrógrados del comunismo como Corea del Norte y del Sur y muchos más.

Todos estos muros suman miles de kilómetros, más que la Muralla China y el tan comentado proceso de globalización, que al parecer solo existe en las redes electrónicas e información, los negocios, las modas, las noticias y otros intereses, pero cada vez surgen más muros ente los seres humanos y con ello el sueño de ser seres del planeta tierra con visión cósmica y proyección más allá de nuestro planeta, luce más distante e inalcanzable.

Hemos retrocedido siglos con esos muros físicos e invisibles y encaminándonos por la ruta de las confrontaciones, las crisis, las destrucciones y lo que es peor el incremento de muertes de inocentes y de seres humanos sin rumbo ni futuro, disparando las cifras de refugiados, de los habitantes del mundo que viven en limbos, sin saber qué hacer con sus vidas y su futuro.

Los pocos líderes mundiales con visión, sentido de humanidad y futuro, como el Papa Francisco, son escasos y por ello también lo son las soluciones.

Esa corta visión: Ustedes allá nosotros aquí. Distantes no integrados. Parece que los humanos nos hemos olvidado que todos compartimos el globo terráqueo y que lo que afecta a unos terminará afectándonos a todos.

No olvidemos algo tan elemental.

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Conversando con un amigo venezolano en una reunión a la que asistimos, compartíamos las experiencias que vivimos con nuestros respectivos gobiernos. Íbamos comparando los hechos ocurridos en Venezuela con aquellos ocurridos en Ecuador los que se han ido dando con una similitud asombrosa, pero con una gran diferencia en su velocidad. Lo que a los venezolanos les ha tomado diez años a los ecuatorianos nos ha tomado dos.

En eso el amigo me hizo un comentario que esclareció totalmente el panorama que se vive no solo en Ecuador, sino también en Bolivia, Nicaragua, Paraguay y parece que prontamente en El Salvador. El comentario fue: “Lo que no se da cuenta la gente es que lo que está sucediendo en América latina es que se está implantando la franquicia chavista de un neo socialismo autoritario y egocéntrico”. Me dejó frío con su lógica tan clara y certera.

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