25 abril, 2024

Un nouveau riche Frustrado

La historia de un burgués gentilhombre trata sobre aquellas personas que intentan hacerse pasar por lo que no son.

Esta pieza cómica, es una obra maestra de Jean Baptiste Poquelin, más conocido como Molière.

Monsieur Jourdain, un nuevo rico, sueña con deslumbrar a los demás con el lujo y la ostentación de su riqueza.

La locura de la vanidad se apodera de él, dando pie a múltiples escenas divertidas propias del teatro del equívoco.

Mientras el sentimiento de inferioridad opera en forma de culpabilidad, que el acosador siente por no poseer atributos que él estima ideales.

Los defectos físicos, intelectuales o emocionales generan un sentimiento de inferioridad que la persona intenta compensar superando esas carencias mediante el desarrollo de un complejo de superioridad.

El complejo de superioridad hace que viva en la ficción de la posesión de valores, atributos y cualidades que en realidad no posee, negándolos en los demás de manera defensiva.

El objetivo es hacer desaparecer a la víctima del horizonte psicológico porque sus capacidades suponen para éste una desestabilización psicológica.
Según Iñaki Piñuel y Zabala, son «personas que tienen una profunda alteración de la personalidad. Son sujetos que carecen de norma moral interna; que no dudan en eliminar a un posible competidor.

Estos sujetos tienden a rodearse de personas mediocres o sumisas que confirman esta idea que tienen de sí mismos.

En realidad, suelen ser personas poco brillantes; pero muy hábiles en la manipulación de los otros, para maltratar.

Son auténticos psicópatas; carecen de capacidad para ponerse en el lugar de los otros. Su mente, además, funciona al revés. Las lágrimas producen compasión; en ellos no.

Los signos de debilidad son un detonante que acentúa su comportamiento agresivo. Estos psicópatas intentan humillar, anular, y aniquilar a su víctima.

Para lograrlo, no dudan en agredir verbal o físicamente e inventarse todo tipo de rumores y calumnias. Así manipula a los demás y propicia su linchamiento público.

Según Rodríguez López en su libro «El Acoso moral en el trabajo» define a estas personas como» resentidas, frustradas, envidiosas, celosas o egoístas.

El acosador psicológico, mantiene hasta el último momento (la sentencia condenatoria) e incluso después, la convicción interna de no haber hecho nada malo.

El sujeto tiene una idea grandiosa de su propia importancia. Le absorben fantasías ilimitadas de éxito y de poder. Se considera especial y único Tiene actitudes y comportamiento arrogante.

Según María José Edreira, en la «Fenomenología del acoso moral», la mayoría de los expertos en personalidad hablan de personalidad psicopática o antisocial (Adams y Crawford), personalidad narcisista (Hirigoyen, Wyatt y Hare), mediocridad inoperante activa (González de Rivera), psicópata organizacional (Iñaki Piñuel y Zabala).

Se habla de rasgos paranoides, en realidad el perverso narcisista se aproxima mucho al paranoico, su perfil psicológico tiene las siguientes características:

Falta de empatía: son incapaces de ponerse en el lugar del otro, se centran en sí mismos pero buscan el apoyo de los demás.

Son insensibles, en sus relaciones interpersonales ven al otro como a una amenaza, les falta humildad Viven atemorizados.

Irresponsables y carentes de sentimiento de culpa, necesitan que otras personas (o “imperios”) asuman la responsabilidad. Se defienden mediante mecanismos de proyección y de negación de la realidad, le adjudican la culpa al otro.

Mentira compulsiva y sistemática: en su máxima competencia. Son impostores que fingen.

Se nota con claridad que mienten, pero sus mentiras son tan grandes y tan descaradas que las víctimas suelen quedar anonadadas.

Megalomanía y discurso mesiánico: se colocan en posición de referencia del bien y del mal, tienen discurso moralizante, exhiben valores morales irreprochables, se presentan como personas religiosas o cívicas. Consiguen así dar una buena imagen de sí mismos, a la vez que denuncian la perversión humana.

Suelen tener habilidad retórica pero su discurso es muy abstracto, no son capaces de ser concretos.

La consecuencia es la dificultad para ponerse en el lugar del otro por carencia de altruismo vinculada a un ego que crece a costa de los demás. Algunos autores denominan a este tipo como tirano.

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1 comentario

  1. Estimado Antonio: Gracias lo he disfrutado. Todos sabemos cuáles y/o quiénes son aquellos a quienes esto les cae como anillo al dedo.

    A buen entendedor, pocas palabras.

    Un abrazo,

    Jorge

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