25 abril, 2024

Las cosas que hago

-¿Qué haces?

-Hago sueños de tinta y árboles vivos. También sé hacer castillos en el aire, pero las nubes pueden ser muy crueles… Hago borrones, o intentos de borrones, porque lo que escribo se queda para siempre, aunque la marea llegue y se trague lo pasado. Hago errores, cientos de errores, horrores de errores y espero por favor que me perdones. A veces hago poesía. Nace en mi cuerpo como una corriente de emociones ardientes que se cola en mi sangre y cuando alcanza mi corazón, agarro la computadora y empiezo a teclear los versos.

Caen como gotas de suero, con una prosa natural y serena. Y entonces hago música. Do, Re, Mi, Fa. Sol. Sol. ¿Estás ahí? Ven y hagamos la luz. Una bombilla para que alumbre mis esquinas, porque también sé hacer la sombra. La hago oscura, solitaria y peligrosa; la estiro, la plancho y la hago más sombría. Sol, La, Si. Sí, claro que sé hacer como niña. Lo que no sé es cómo hacer de adulta. Un trabajo digno, una cuenta en el banco, un pan baguette en la refrigeradora… ¡Cómo que no! Si yo hago pastelitos de crema, mousse de cangrejo y ensalada César. Con mayúscula y tilde, también hago ortografía. ¿Y rimas? Si te arrimas y me miras prometo inventarme unas rimas.

Hago amigos. En la calle, en la iglesia, en la parada del bus. Hago amigos donde me esperen. Y cuando espero hago historias. Cuentos de princesas que viven en árboles celestiales y gigantes con barba azul. Hay unos más sobre una hormiguita traicionera y un dragón domesticado, pero esas son otras historias… Ahora mismo te digo que hago planes, muchos planes, anes, anes, anes. Hago hipótesis, planteamiento del problema y metodología a seguir. Hago cambios, sucesivos cambios con la esperanza de que las cosas cambien y quiera entonces no cambiar más. Hacer lo que hago y para quien lo hago. Hago cosas, pequeñas cosas, insignificantes cosas. Hago sueños, infinitos sueños… No hago más.

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