29 marzo, 2024

¿Sólo elecciones es la democracia?

Para  muchos  líderes, de la  arribista y ponzoñosa fauna política, la clave  operativa que valida  la actividad democrática es, simple y llanamente, el momento de las elecciones. Pues, elegir  es la mejor demostración de que el pueblo tiene el total acceso  a  nombrar sus principales representantes ejecutivos, para  una adecuada administración de la cosa pública, en un tiempo jurídicamente determinado. Tal ha sido  el acicate continuo,  décadas y décadas, que  los  mismos electores, en su mayoría,  esperan  el día de elecciones para justificar, así, la prueba máxima de su civismo. Para los gobiernos, como parte de su vivencia democrática,  la realización de elecciones es tanto o más que una fiesta patria… Los hijos aprenden de boca de sus padres  que votar  significa una de las más altas expresiones de  ser ciudadano… Aunque en algunos países, contrariando  la libertad en democracia,  el voto es obligatorio sin cuya certificación el ciudadano deja de ser ciudadano,  ya  que es inhabilitado de realizar transacciones jurídicas y sociales de orden público, e incluso es multado  por  no votar.

¿Pero  es o no la democracia más, mucho más que depositar  un voto en las urnas?.  Por lo pronto, no siempre los candidatos son los más idóneos para los cargos que pretenden. En general resultan un fiasco, por su gran ignorancia de la realidad y por su incapacidad  gestionaría en las funciones que ocupan. Además, es ya  moneda corriente que los partidos  y movimientos políticos prefieren  candidatizar a los más torpes de sus  afiliados para manejarlos a su antojo una vez en el poder… Son algo así como peones de sus  patrones o caciques ideológicos. O borregos manejados a ladridos… De otra parte, está ya institucionalizado  amarrar, a tiempo  el triunfo de  determinados postulantes  mediante los buenos oficios, coimados, de los Centros o  Consejos de votación nacional.  ¿Cómo olvidar, igualmente, que con el dinero del fisco y los bienes del Estado son promocionadas las campañas eleccionarias, del oficialismo en funciones?. Además siguiendo la tecnología el fraude es hoy preparado con máquina electrónica, tal cual sucede ya en algunos países de la región.

Es costumbre, especialmente  con los aspirantes a la presidencia de un país, que el voto sea solicitado solo en base a slóganes, spots publicitarios, bailes y bebidas, entrevistas periodísticas arregladas, discursos circenses  con obsequios alimentarios. Muy  excepcionalmente, a través de un proyecto nacional con tiempos, costos y alcances reales de metas…Aquí, en Latinoamérica, los candidatos, como disco rayado, vociferan, de manera dispersa,  sobre  la solución a la miseria, ocupación laboral estable, seguridad social, salud y educación integral. ¿Algo de  todo este palabrerío es cumplido ya en funciones? ¿Acaso algún país de Latinoamérica ha logrado una respuesta, positiva y definitiva,  aunque sea para una de las pretensiones anotadas?  Lo que cuenta es, por la magia del clientelismo barato, muy semejante  al cambio de los espejos y chucherías  de los conquistadores  por el oro, la plata y las esmeraldas de los nativos…,encumbrarse al sitio de mando. Desde allí, entonces, dispendiar cargos y contratos a sus familiares y amigos de barrio… Todo sistema eleccionario, en  una democracia, no pasa de ser una operatividad política, para determinar  las gestiones administrativas  central y seccionales del Estado Sin embargo esta mecánica no es en sí la esencialidad de la democracia…  

El principal evento en la democracia, lo fundamental,  es, a no dudarlo, el derecho a una vida de bienestar social, en plenitud de libertad y pletórica de justicia. Sin tales certezas no hay posibilidad de vida real. O sea, de vida creativa sinónimo de realización humana.  En lo individual hacia lo social, en donde por la naturaleza del comportamiento relacional cada quien puede encontrar  su  camino.

Se entiende, entonces, que  la utilidad de las elecciones es para encontrar, por la vía de la alternabilidad gubernamental, los más responsables  y más preparados para, desde el poder, brindar las mejores posibilidades para acceder  a  ese  “derecho a una vida de bienestar social, en plenitud de libertad y pletórica de justicia”, antes mencionado.  ¿Y si, al contrario, tal cual está sucediendo, hoy con más descaro y cinismo, las elecciones solo sirven  para encaramar aventureros al poder, verdaderos saqueadores del tesoro nacional?   ¿Qué hacer si la decisión del poder es  mantenerse, al margen de la acción democrática, contrariando la Constitución y reprimiendo la justicia,  e institucionalizando,  la corrupción económica, financiera, jurídica, social, con tal de  lograr su objetivo? ¿Es que, entonces, el  silencio, el dejar hacer, dejar pasar  es la única recurrencia que tiene la ciudadanía, el pueblo, la comunidad ante semejante atropello y falta de respeto a la dignidad de la nación? ¿Por qué estar obligado, en mantener al victimario en su acción criminal de destruir  la nación so pretexto, de concluir el periodo  de su elección, tal cual vociferan los mismos depredadores adueñados del poder?.

Ningún gobierno corrupto, que perjudica con su corrupción el bienestar del pueblo, debe seguir en el poder  por ningún alegato de formalidad política de ninguna especie. El castigar con su salida del poder, de cualquier forma,  a gobernantes corruptos es vigorizar la democracia, fortalecer su razón de ser para el mejor bienestar social. Pues está claro, con la práctica de los hechos, que el triunfo solo le sirve  a tales  gobiernos insensibles y marrulleros,  para aumentar la pobreza y la miseria, sin importarles para nada  los electores… ES QUE LA DEMOCRACIA ES MÁS, MUCHO MÁS QUE SIMPLEMENTE VOTAR EN ELECCIONES.

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