28 marzo, 2024

CNE

El Consejo Nacional Electoral (CNE) no deja de sorprendernos, a pesar de las sorpresas, no gratas por lo general, que nos da. Tras la sorpresiva renuncia de la nueva vocal seleccionada en un concurso de méritos y oposición -a quien, por cierto, se la denunció por estar afiliada a un partido político y no desafiliarse antes de su posesión, cuando tenía la obligación de hacerlo-, el presidente de dicho organismo, en un acto de inimaginable democracia, puso a consideración su cargo. Más rápido de lo esperado, se dio la renovación del pleno del CNE y la designación del Dr. Juan Pablo Pozo como presidente. Este cambio ineludiblemente traza nuevos y complejos retos, que transcienden al fortalecimiento institucional del CNE, para promover la formación cívica y democrática de la ciudadanía y las organizaciones políticas, con miras a que las elecciones generales de 2017 sean innovadoras, transparentes, confiables y con mínima o nula conflictividad.

El reto más grande que las nuevas autoridades tienen es con la ciudadanía, para que confíe en ellos, pues en todas las elecciones jamás hemos dejado de escuchar al famoso “fraude electoral”, viciado por procesos mañosos y sospechosos.

Las anunciadas consultas de Nebot y Lasso, esperemos que no sean boicoteadas con este nuevo pleno, que no debe responder a intereses políticos ni partidistas, ni a presiones de otros poderes.

Un tema trascendental es el proyecto de reformas al Código de la Democracia pues este fijará las nuevas reglas del juego. Su socialización previa a la presentación en la Asamblea con todos los sectores, es vital para la democracia representativa.

En el país, los cuencanos son conocidos por su probidad y honestidad. Pozo tiene un reto en sus manos. Es joven y nos ha demostrado frente al pasado proceso electoral en Azuay, que la transparencia es lo suyo, ¡Ojalá no lo cambien! En él entonces recaerá el éxito o fracaso de este nuevo CNE. ¡Éxitos en su gestión!

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