18 abril, 2024

¿Podemos ser honestos?

Cuando queremos educar lo primero que descubrimos es que solo educa el que inspira, que está convencido de lo que hace y en el fondo enseña lo que es para que otros descubran su verdad y realicen su camino con la luz de la verdad. Reflexionar sobre la honestidad mas que un momento de reflexión espiritual o intelectual, que tanto lo necesitamos es un espacio de descubrimiento, lo mismo con cualquier valor que reflexionemos. Si lo hacemos es porque lo necesitamos. Y si lo necesitamos es que en ello se juego algo fundamental. Honestidad es verdad.

Hoy nos toca reflexionar sobre la HONESTIDAD, sustantivo abstracto que remite a algo concreto: “dícese de la persona honesta” (DRAE). Una persona honesta realiza actos concretros que dicen parte de su ser, quién es en realidad, pero que no la determinan si no la condicionan. Un ladrón puede salvarse, un corrupto puede salvarse, los pecadores podemos salvarnos, pero necesitamos descubrir lo más bello nuestro que dice realmente lo que somos para poder cambiar, ser mejor y se sobre todo personas justas, razonables, decentes, rectas que son las concreciones de lo que es ser honesto. Para ello debemos, mirar nuestro interior, ser capaz de mirarnos a nosotros mismos. Solo así descubriremos que podemos ser honesto y ver la honestidad de las personas.

“Un anciano con un grave problema de miopía, que se consideraba un excelente crítico de arte, vsitaba en cierta ocasión un museo. Había olvidado sus lentes en la casa, no era capaz de ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo para empezar a enjuiciar los cuadros que veía. Sus críticas resultaron especialmente mordaces frente a un retrato de cuerpo entero.

Este es un extraordinario ejemplo de un arte malo y decadente. Todo resulta espantoso y completamente inadecuado. El hombre no tiene la menor expresión y está vestido de modo estrafalario. En realidad, no comprendo cómo han podido seleccionar un cuadro tan malo para esta exposición. Resulta veradera falta de respeto.

La esposa lo jaló de un brazo, lo apartó discretamente y le dijo en voz baja: -querido, ESTAS MIRANDO UN ESPEJO”. (Tomado de Pérez Esclarin, 2013, p.35ss).

¿Qué rápidos somos para juzgar a los demás y ver sus fallos? Como dice el evaneglio “Vemos la brizna de paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro”. La incapacidad de la autocríitica es la puerta a la deshonestidad con uno mismo y con los demás y conlleva al racismo, al desprecio y a la dominación de otros. La comprensión de nuestros fallos y debilidades es la vía para la comprensión de los demás.

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