20 abril, 2024

Somos o no iguales

La pregunta de que si somos o no somos iguales todos los ecuatorianos está cada vez más en duda, no obstante que la Constitución de Montecristi claramente indica: “Que todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades”

Si la Constitución así lo establece, ¿Cómo es posible que se estén introduciendo disposiciones que van en contra?

Se sostiene que existe una inequidad enorme entre los ecuatorianos, es decir parecería que los hay de primera y de segunda, en el caso de los salarios lo que se busca es que no exista una brecha entre quienes mandan en una empresa y quienes son los mandados, los Gerentes y los empleados. A nivel bancario mediante una simple resolución ya se establecieron los sueldos que deben percibir los que laboran en dichas instituciones, ahora se lo va generalizar para todos.

En el caso de la telefónicas, cervecerías, cementeras, etc, es aún mayor el asunto, no sólo será la parte salarial, sino que se establecerá un límite para las utilidades, lo que se busca se dice es que: no tengan expectativa, ni esperanzas de que las utilidades sean buenas”. Hay que evitar que las empresas ganen mucho y por ende sus empleados, se castiga la eficiencia.

La Constitución vigente establece que los derechos laborales son irrenunciables e intangibles, será nula toda estipulación en contrario.” Por tanto el 15% de las utilidades no puede tener un límite ya que es un derecho adquirido.

En lo que respecta a la salud, igualmente la Constitución lo reconoce como un seguro universal obligatorio, pero a nivel gubernamental los afiliados al IESS ya se los está categorizando en 2 grupos de acuerdo a sus ingresos, los de menor pueden ir a clínicas privadas y los de mayor serán derivados a los Hospitales del IESS.

LA IGUALDAD NO DEBE CONSISTIR EN QUE NINGUNA PERSONA POR RICO QUE SEA PUEDA COMPRAR A OTRO, NI QUE EL POBRE SE VEA PRECISADO A VENDERSE.

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El ordenar valiéndose de ejercer temor no funciona. Los Medici, grandes príncipes en su época, inspiraban terror; empero, vestían diariamente una armadura debajo de su ropaje y vivían aterrados por cuanto estaban al corriente de que el envenenamiento era rutinario en las Cortes. En una disciplina militar es común que le indiquen que se debe tener en cuenta que en una guerra mueren más por la espalda que el frente.

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