México: Gobiernos de Fraude y Corrupción

Dicen que el poder corrompe; quizás no es que corrompe el poder. Sino que quien lo ostenta siempre estuvo corrompido.
Luca Prodan

Cuando el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, sube al poder, hace ya cerca de 2 años, el PRI (Partido Revolucionario Institucional) buscó, con su presencia, encubrir todo un pasado oscuro. Muy oscuro. Después de Fox quien obtuviera el gobierno central mexicano en el 2000, aparentando con su Partido Acción Nacional independencia frente al PRI, cuando en realidad eran iguales, siameses de un mismo útero el pase de la posta política, en la misma línea, a Felipe Calderón fue un descalabro. Pero la pretensión de oxigenar el ambiente ideológico y la práctica socio política en México, con nuevos liderazgos y gente, en verdad comprometida con un salvataje definitivo de la nación y su pueblo, resultó una espera kafkiana…

Más pudo la insana politiquería del fraude, de la extorsión, de la coima, del miedo para acallar las voces que gritaban por cambios para liquidar el hambre, la impunidad, la inseguridad. Por de más era conocido, interna y externamente de México, que el crimen por selección y el narco lavado económico respondían al mismo eje gubernamental del estado. Con más de 70 años, directamente manipulando, desde el cargo presidencial, los destinos de México, el PRI ha ofrecido pero jamás cumplido una justicia libre de impunidad, una libertad libre de secuestros, una calidad de vida libre de la explotación social.

El caso de Iguala en el estado de Guerrero, con sus 43 normalistas secuestrados, desde hace dos meses, por las fuerzas del orden armado oficial, nuevamente pone a México en las primeras planas mediáticas. Y junto con los cadáveres que aparecen en las fosas cavadas por si son encontrados los estudiantes, aparecen también las historias de los crímenes, la inseguridad y la impunidad pertenecientes a la 7 décadas del Partido Revolucionario Institucional. Pero, claro, el escenario vital, la fuente primigenia no es otra que la corrupción, que instrumentaliza con su accionar, la violencia en todas las formas y en todos los grados de intensidad. Y Enrique Peña Nieto, presidente electo, y según explican muchos, con el típico y tradicional fraude, que incluso señala la más baja votación en la línea del PRI, está, ahora, siendo desnudado, cada vez con más intensidad, por los contratos y convenios nacionales y extranjeros, ordenados a dedo, que están dejando para él y su entorno, abultadas coimas o “mordidas”.

Uno en particular es la casa de más de 7 millones de dólares, con la que su esposa fue beneficiada por la constructora Teya del Grupo Higa integrante de la empresa China Railway Construction Corporation, ganadora de la licitación del Tren de Alta Velocidad México-Querétaro, valorado en cerca de 4.000 millones de dólares. Es interesante que ante denuncia tan comprometedora, por el atraco tan frontal a la nación mexicana, el presidente anuló dicho contrato y su esposa, Angélica Rivera declara que, aunque semejante adquisición es solo fruto de sus ahorros y jubilación ( ¡¿?! ), pondrá a la venta los derechos pertinentes de la construcción.

Esto, sin embargo, no es todo. Según Arestegui Noticias (México), las tres empresas mexicanas que iban a participar en el consorcio ferroviario, liderado por China, estaban “vinculadas estrechamente al PRI (partido en el poder) y al presidente Enrique Peña Nieto”. Además argumenta la investigación, el Grupo Higa está afiliado a una empresa “que recibió lucrativos contratos gubernamentales” desde que el presidente era gobernador del estado de México. Resalta, por los eventos políticos del PRI que lo que en México está totalmente institucionalizado no es ninguna revolución, que murió al nacer después del asesinato de Emiliano Zapata. Lo que en México está totalmente institucionalizado es el crimen a destajo, desde el gobierno y la inseguridad social nacional. En entrevista con MILENIO, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional y ex candidato presidencial, Manuel López Obrador señaló que el gobierno federal es cómplice de estos actos, porque incurrió en “omisión”, ya que ellos “saben perfectamente que el crimen actúa en varias partes del país, en muchos estados y no hacen nada”.

La incapacidad de administrar económica y políticamente el país de Enrique Peña Nieto, privilegiando el crimen con impunidad y el robo, por fraude y coimas, obliga al pueblo a demandar su castigo… Si el gobierno nacional, con su presidente a la cabeza, es cómplice del crimen en que está envuelta la vida social de México, tal cual expresa López Obrador, la cordura exige con el apoyo del 60% de la población que vive en la miseria, que RENUNCIE y que sea enjuiciado por crimen de estado y de lesa humanidad, además de robo consuetudinario al estado. No perdamos de vista un pensamiento del dramaturgo Arthur Miller, muy válido para estos momentos en México, “¡ A los corruptos, colgadlos bien alto sobre el pueblo! Quien llore por éstos, llora por la corrupción”.