23 abril, 2024

¿Creencias?

Que tema tan difícil de tocar, pero tan importante de ponerlo sobre el tapete. Hay pocas cosas tan complejas como el definir nuestras creencias… ¿Por qué? Porque hemos crecido con la guía del parecer de alguien más y a eso le hemos sumado nuestra percepción y experiencias, pero al final del camino… ¿En qué creemos realmente?

Muchos de los lectores inmediatamente pondrán sus ojos en la religión, otros pensarán que hablo de temas políticos, pero otros pocos evadirán por completo el tema, es más, me escribirán reclamando por tan extremo exabrupto, sin embargo, esto no los libera de definir el principio moral, ético y esencial de su ser. ¿Cómo puede uno ir por el mundo sin tener claro a donde va y por qué?

¡Complejo sin lugar a duda! Estamos tan acostumbrados al piloto automático que muy pocas veces nos sentamos a clarificar nuestras ideas, nuestra convicción, nuestro horizonte. Vamos por el mundo a pasos agigantados sin parar a definir qué nos mueve el piso, qué nos guía el rumbo.

Es gracioso pensar que las cosas que queremos en la vida son aquellas que fijan nuestras metas, cuando nuestro rumbo debería ser fijado por interioridades del ser, definición de conceptos, pasiones del corazón.

¿Qué combustible inicia la chispa de sus día a día… su familia, sus amigos, sus colaboradores, sus sueños, su intención de dejar una huella en este mundo, el deseo de compartir sus experiencias con los demás? Que maravilloso fuera el mundo si estas fueran las respuestas a tan complicada pregunta. Claro está que el mundo está lleno de buenas intenciones, pero la ejecución no acompaña necesariamente a la razón; Vivimos tan inmiscuidos en el resultado que casi siempre nos olvidamos del proceso y es ahí donde se cuestiona normalmente la creencia, la fe, la metodología.

Mi intención al escribir estas líneas no inicia con el morbo de señalar al resto, sino de internalizar mi verdadero rumbo, mi motor. Debo ser honesto, he tenido buenos profesores en la vida, pero también me he llenado de experiencias, que aunque buenas o malas, siempre me han demostrado su punto positivo. No, no creo haber encontrado la respuesta, ni pienso tener la película 100% clara, pero la búsqueda me permite tener los ojos más abiertos y el corazón más receptivo. Me equivoco a diario, pero se pedir disculpas y también se guardar mis experiencias de manera que pueda volver a ellas para reflexionar. Creo en la gente y su influencia positiva sobre mi, creo que la mejor manera de mejorar es ver hacia adentro, creo que el camino es difícil y que por eso la recompensa será valiosa, creo que al sembrar un poco de ganas podré cosechar un poco de acción, creo que el mundo me pone sus caminos y yo escojo el rumbo.

¿Usted en qué cree?

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Por otra parte, es evidente el papel de representación que juegan las instituciones en el logro de los objetivos vitales para la sociedad. Se coincide con quienes afirman que “constituyen un elemento indispensable de la vida civilizada por varias razones; nos permiten lograr cosas que, como individuos, no podríamos hace con la misma eficiencia; nos ayudan a asegurar la continuidad del crecimiento y sirven de importante fuente de carreras” (Stoner J. y Wankel CH, 1989)

Huele a Peligro

No como la canción de Manzanero. Me preocupan los cambios al estatuto electoral, pues lo que se está buscando es que la persona que gane la primera vuelta electoral con el 40% de la votación y con una diferencia de 10% sobre su más cercano contendor, sea electo Presidente de la República, es decir que si una persona tiene poder electoral fuerte pero no mayoritario, un grupo político afín masivo, y tiene una oposición no unida en un solo candidato, sino que varios buscan ser elegidos, salga electo Presidente en la primera vuelta, aunque tenga una oposición acérrima que le impida salir electo de ninguna manera ni con el 50% de los votos. Este Presidente, será Presidente de una minoría y gobernará el país.

Por otro lado, se busca que los Asambleístas sean elegidos en la primera vuelta, es decir, el continuismo en las elecciones. Hace poco el pueblo ecuatoriano resolvió que los Asambleístas sean electos en la segunda vuelta, con la finalidad de que la gente vote y siga al Presidente electo y se tenga una Asamblea coherente con el Presidente para que éste tenga facilidad para gobernar, o incluso, para que el pueblo, si se dio cuenta de que eligió mal, pueda votar por Asambleístas de oposición, para dificultar el paso de leyes que no sean beneficiosas para el país.

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