29 marzo, 2024

Tristeza não tem fim

Scored Two Goals For Ecuador

Dice la canción de Vinícius de Moraes y Antonio Carlos Jobim: “Tristeza não tem fim, felicidade sim”.

Mañana Ecuador se medirá con Francia en el mítico estadio Maracaná en Río de Janeiro. A la misma hora, Honduras jugará contra Suiza en Manaos. Solo entonces sabremos si nuestra felicidad tuvo fin o no, pues hoy aún seguimos vivos y con esperanzas de pasar a la siguiente ronda. De ganar, y espero que así sea, nos enfrentaremos con Argentina en octavos de final, situación que debe darnos felicidad, pues si Messi “es el único motivo para creer en Argentina”, a propósito de su gol en el minuto 91 en el partido del sábado frente a Irán, nosotros tenemos a ‘Superman’, como elogió la FIFA a Enner Valencia.

A propósito del partido del sábado, los comentarios son generales respecto a que “le robaron el partido a Irán, al no pitarle un justo penal”. ¡Qué buen juego el de Irán, qué limpio, qué honesto, demostrando un ‘fair play’ en todo momento! Equipo ordenado y competitivo que bien merece un aplauso por su excelente actuación. Con Superman y sus superamigos será entonces fácil poner contra las cuerdas a la Albiceleste, si llegamos a octavos de final. Sigamos soñando que nada cuesta aún, esperando que nuestra felicidad, como dice Jobim, no tenga un fin prematuro.

Ahora, hablando de goles y penales, los trabajadores no podemos estar todo el tiempo obnubilados por el Mundial (como de hecho lo estamos y me incluyo), pues debemos también estar atentos a las discusiones e intercambio de opiniones que sostiene la Comisión de los Derechos de los Trabajadores de la Asamblea con varios representantes de sindicatos del país, respecto de las propuestas al articulado del proyecto de Código Laboral. Atentos a que no nos metan un golazo, aprobando ese proyecto que pulveriza y elimina varios derechos fundamentales e irrenunciables de los trabajadores, que según la Constitución de Montecristi son intangibles. Mermar derechos o modificar conquistas adquiridas sería inconstitucional, con la salvedad, claro está, de que en las enmiendas que vía Asamblea se quieren hacer a la Carta Magna, quitemos de los derechos de los trabajadores la palabra “intangibles”. Solo entonces aquellas conquistas podrán ser tocadas o alteradas, y allí sí la tristeza de muchos no tendrá fin.

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