24 abril, 2024

El perfil del estudiante universitario

Una canción romántica, corta venas le dicen algunos, dice así: “eres casi perfecto, el hombre que siempre soñé, solo que tienes un defecto….” Las románticas saben el final. Lo mismo nos pasa a los educadores y en especial a los auténticos educadores, sean de la confesión religiosa o no que profesen, apun- tan, apuntamos alto. Los colegios jesuitas tenemos como perfil del egresado de nuestros centros educativos secundarios al hombre y mujer de las cuatro “C” de calidad, nuestros chicos deben salir al termi- nar su bachillerato, conscientes, competiti- vos, comprometidos y compasivos.

¿No es hermoso? Pero, ¿es consciente un chico de 17/18 años de la orientación final de su vida? ¿de lo que significa amar y ser libre? ¿salen comprometidos con el cambio y la responsabilidad social? Días pasados en el centro educativo que trabajo se realizó un congreso nacional de ex alumnos jesuitas, nacional, con centros educativos de hace más de cincuenta años. No llegaron a 100 ex alumnos que se hicieron presentes, solo de mi colegio, no llegaron ni a 25. Pero…organizamos unas olimpiadas deportivas cada año, pasan de mil personas el día de la inauguración. Sin comentarios. A seguir trabajan- do. Pero aterrizando los perfiles.

No somos perfectos en nuestro trabajo, ni al final de nuestras vidas, debemos ser cons- cientes de ello, eso nos hace humildes, realis- tas, pero debemos ser conscientes, como decía MALALA, la joven paquistaní salvaje- mente violentada por querer estudiar, cuando dio un discurso en la ONU: que un niño, un maestro, un lápiz pueden cambiar el mundo.

La educación es la única solución. Reflexionemos sobre los perfiles existentes en la universidad y que los colegios debemos tener claridad para que se dé continuidad a lo recién comenzado en los primeros años de educación. Hoy se pide un estudiante competente y competitivo, con manejo de las nuevas tecnologías y de idiomas, capaz de emprender e innovar conocimientos, dar respuestas novedosas a los problemas reales del país, promoviendo su desarrollo en armonía con los distintos actores socia- les y las políticas estatales: el Buen Vivir y el Plan Nacional de Desarrollo.

Para crecer armónicamente debemos cons- truir un nuevo sistema económico que pasa por un cambio en su patrón de especializa- ción productiva y de inserción en el mundo. La estrategia que se quiere implantar es pasar de la economía primaria –exportado- ra de materia prima, a una economía del conocimiento; convertir los recursos finitos (no renovables) en bienes infinitos (inagota- bles) como el conocimiento, un bien que al repartirse, se multiplica en lugar de agotar- se. (PND: objetivo 3). La clave de todo esto es el mejoramiento continúo de la calidad educativa.

Por ello, los perfiles ideales solo son posi- bles si conocemos realmente a quienes esta- mos educando. El perfil, según la DRAE tiene varias acepciones, entre otras: postu- ra que no se deja ver, sino solo una de las dos mitades del cuerpo. Conjunto de rasgos peculiares que caracterizan a algo o a alguien. Diseño especial de una cosa para que cumpla una determinada función.

Adorno sutil y delicado, especialmente al que se pone al canto o al extremo de algo… ¿Cuál es el contenido que maneja- mos cuando hacemos nuestros perfiles para trabajar con personas, especialmente jóvenes frágiles y necesitados de procesos largos de construcción identitaria para una orientación vocacional sólida?

Los padres y educadores debemos tener claridad que sin una profunda motivación para aprender, un manejo inteligente de las emociones, un desarrollo creativo de sus emprendimientos, para que sean real- mente innovadores y unas ganas enormes de aprender a aprender no podrán salir adelante en la vida, ni seguir la universi- dad. Al final, ¿qué perfil manejamos: el lado aparente u oculto? ¿diseñamos planes para que cumplan funciones o desarrollen sus habilidades? ¿completamos todos los rasgos? ¿se puede?

PARA PENSAR

¿QUÉ PERFIL SE PIDE UN ESTUDIANTE SECUNDARIO?
Los jesuitas, pedimos que sean conscien- tes, competentes, compasivos y comprome- tidos.

¿QUÉ PERFIL PIDEN LAS UNIVERSIDA– DES?
Que vengan manejando idiomas, tecnolo- gías o con habilidades para aprender más. Que vivan ya ciertos valores como honestidad intelectual, solidaridad. Y que sean creativos y emprendedores para investigar y producir.

¿CUÁNTAS ACEPCIONES DE PEFILES HAY?
La DRAE nos brinda algunas: ¿con cuál nos quedamos?

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¡Bon Voyage! – Buen viaje, muchachos

Un número significativo de jóvenes serán incorporados en estos días. Los futuros profesionales de este país. Los ciudadanos jóvenes que se convertirán en los adultos responsables, que regirán la sociedad que han vivido y desean que sea mejor para su familia, amigos, hijos y nietos, para todos.

Es un largo viaje ¿serio? Ya han pasado 6 años, 13 años en algunos o 16, depende de cuándo comenzó a asistir a un centro educativo; desde maternal o no. ¿Increíble? ahora somos educadores y responsables de niños y niñas desde 2 años hasta los 17 ¿Qué harán nuestros chicos después de tantos años con nosotros? ¿Saldrán bien formados: conscientes, competentes, compasivos y comprometidos con su ciudad, el país y el mundo? ¿No es pedir mucho? ¿no hay una desorientación en los jóvenes, una falta de conciencia de quiénes son y qué quieren? Aunque algunas de las inquietudes planteadas puedan ser reales. La actitud de fondo no puede ser la de desconfianza o falta de esperanza en nuestro propio trabajo.

La mala educación

¡Atrevida! ¡Atrevida! ¡Atrevida! Gritaba al son de su berrinche una jovencita
de unos 16 o 18 años de edad, al lado de su amiga, y en medio de un grupo
de gente que la miraba, asombrados todos ante los gritos desproporcionados
que la joven me dirigía en medio de la playa.

La historia comienza así: Llegué a la playa junto a mi esposo y tres de mis
cuatro hijos. Estaba dispuesta a poner toalla y pareo sobre la arena para
tomar sol; pero, mi hija menor se empeñó en que mejor tome sol acostada
sobre una perezosa, (de esas sillas para tomar sol). En el club a donde nos
encontrábamos y del cual somos de los socios más antiguos, hay ese servicio
de sillas y carpas para los socios y visitantes. Junto a una de las varias carpas
del lugar, había una de aquellas sillas, desocupada. En realidad con un
envase plástico, semi vacío, de un bronceador. Mi hija lo cogió y me dijo: se
parece al tuyo. Pero no es el mío, le respondí, así que déjalo a donde estaba.
Ella me dijo, ¿y si lo pongo encima de esa mesa y así llevas la silla para tomar
sol? Está bien, le respondí. Creyendo que alguien había dejado el frasco semi-
vacío porque ya no era de mayor utilidad. Por lo demás, carpa y sillas estaban
sin nada ni nadie. Es una opción que en esas circunstancias, algún socio o
visitante llegue y utilice la carpa y las sillas.

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