28 marzo, 2024

Tierra de nadie

Al ver o leer las noticias del país se llega a la conclusión que estamos en una tierra de nadie. La cantidad de hechos de sangre, sean estos por sicariato, robo, secuestro, violencia familiar, son cada día mayores y la única explicación es la descomposición social que se está viviendo.

Lo que antes se decía que el Ecuador era una Isla de Paz con relación a otros países de Sur América y de algunos del mundo, quedo sólo para contarlo como anécdota, y a muchos de nuestros hijos les sonará hasta risible. Estamos cerca de compararnos con Venezuela y el Salvador, donde los crímenes están a la orden del día, algo cotidiano.

Se percibe un país polarizado, donde las diferencias sociales, políticas, deportivas, etc., ya no se discuten en forma civilizada y democrática como debería hacérselo, sino que se desembocan en grescas e insultos que se saben como empiezan pero no como terminan. La provocación se manifiesta hasta al conducir un vehiculo. Se la fomenta desde las más altas esferas y la impunidad es el plato fuerte del día a día.

Mientras el gobierno dice combatir la tenencia de armas, por las calles y carreteras deambulan individuos fuertemente armados que disparan a mansalva matando a quien ponga resistencia. Los casos de sicariato u homicidios sin que se conozca las razones, son alarmantes.

Se incauta gran cantidad de droga prácticamente todas las semanas, lo que da para pensar que la producción es local y no una vía de paso como era antes; los carteles han sentando sus bases en Ecuador. El contrabando toma cada vez más fuerza debido a las prohibiciones y controles impuestos por el gobierno.

El resultado del último proceso electoral promete ciertos cambios en la política gubernamental, se espera que sean positivos por el bien del país.

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Edward M. Kennedy y Jorge Guzmán Navarrete

Aunque parezca inverosímil, existen interesantes similitudes entre el honorable Juez séptimo de Garantías Penales del Guayas, Jorge Guzmán Navarrete, y el fallecido valeroso senador Edward M. Kennedy, heredero este último del clan Kennedy, Camelot americano.

Edward M. Kennedy es el ejemplo de aquel mozo del Este americano que aprovechando la fortuna familiar tuvo sus ratos de bravucón en Harvard o en la Escuela de Derecho de la Universidad de Virginia. Sin embargo una vez aplacada la adolescencia, innegablemente el apellido le pesó en la conciencia y se arropó de las barras y las estrellas defendiendo políticamente las causas liberales (de izquierda diríamos en América del Sur) en pro de los derechos civiles de sus compatriotas. Fue un tremendo político que desde su silla en el Senado utilizó su escaño como vehículo de las iniciativas sensatas y progresistas (sean demócratas o republicanas, no importaban), gracias a su capacidad de “cruzar el pasillo” sin que signifique descamisarse de los colores demócratas.

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