19 abril, 2024

Microcuentos II

Érase una vez una mañana nublada
Por donde irrumpió un agujero del cielo
Dejando entrar la luz preciada

Érase una vez un mar infinito
Que habitaba en unos ojos serenos
Buscaba una playa azul
Donde reposar sus sueños

Érase una vez una soledad compartida
Entre la palabra que habla
Y el silencio que escucha
Y en las pausas… la naturaleza vacía

Érase una vez la historia que nunca empezaba
Pero que siempre terminaba
Y después, puntos suspensivos…

Érase una vez una palabra maltratada
Por la insistencia de una boca callada
Y una voluntad envejecida

Érase una vez la primavera naciente
De una alegría recuperada
Por la mano de unos árboles verdes
Y unos ojos bien abiertos

Érase una vez un gélido frío
Que helaba el cuerpo
Y un abrasador calor
Que forjaba el espíritu

Érase una vez un ardiente deseo
Que anhelaba ser promesa
Y por embrollos del destino
Ahora sólo anhela ser olvido

Érase una vez la inevitable consecuencia
De una mañana silenciosa
Y una página en blanco.

Artículos relacionados

A propósito del mundial

Es impresionante la conmoción que produce el deporte. El mundial de fútbol acapara más del 30% de las noticias de los diarios. Los comentaristas hablan horas y horas sobre el tema, tanto en la televisión como en la radio. Es decir, los medios de comunicación nos tienen saturados sobre el tema.

Uno de los puntos polémicos es el famoso jabulani, palabra zulú que significa celebrar y que es el nombre del balón oficial de fútbol que ha recibido muchas críticas. No he tenido en mis manos un jabulani, pero por lo que veo en las imágenes, creo que el problema no está en el balón, sino en los colores. La forma de las imágenes distorsiona un poco la imagen redonda del balón y puede provocar reacciones equivocadas al patear o atrapar la pelota. Cuando se lo ve en tierra, parado parcialmente sobre uno de sus dibujos, no parece redondo. Una empresa experta en la producción de balones de fútbol, no puede crear uno defectuoso y menos para un campeonato mundial.

Para crecer hay que ser responsable. ¿Responsable?

En mi casa era muy difícil crecer, cuenta hoy un alto ejecutivo de una empresa. ¿Por qué? Porque mi padre siempre me hacía tomar la responsabilidad de todas las cosas de mi vida.

Cada vez que yo decía algo: “Papá mi novia a veces me vuelve loco”, sin excepción replicaba: “!Vamos, Steve! Nadie puede volverte loco a menos que se lo permitas. Es tu elección. Tú elegiste volverte loco!”. O si decía: “Mi maestro de biología es un desastre, nunca aprenderé nada”. Papá respondía: “¿por qué no vas con tu maestro y le das algunas sugerencias? Cambia de maestro. Toma clases particulares si es necesario. Si no aprendes biología, Steve será tu propia culpa y no de tus profesores”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×