El peor ciudadano del mundo

La demanda de los nativos amazónicos ecuatorianos contra Chevron está dejando muchas lecciones para la comunidad internacional. Pero para Ecuador, ha desvelado a uno de los más viles y despreciables de sus ciudadanos.

Guerra, que se ha convertido en el ejemplo humanizado de la corrupción, sirve en la actualidad como el principal testigo de un caso digno de una novela de crímenes, y de abusos al sistema judicial y al orden constituido de cualquier país civilizado del mundo.

Chevron, bajo contrato, y con sustanciosos beneficios económicos y no económicos, ha presentado como su principal testigo al ex juez ecuatoriano en la corte de Nueva York. Tal cual, como si fuera una exótica vedette del bajo mundo, que se vende sin ningún escrúpulo ni pudor ante el mejor postor.

Guerra, hasta parece sin que sea consiente de este hecho, ha realizado su debut internacional como un ejemplo de la peor de las pesadillas que cualquier ciudadano decente pueda enfrentarse al momento de buscar justicia en una corte. Pero la más ignominiosa de sus declaraciones, bajo juramento en la corte estadounidense, seguramente debe ser “mientras yo era juez, el pago de sobornos y coimas a los jueces, para obtener una resolución favorable era algo común”. El corrupto señor Guerra, ha admitido que vio su carrera como juez en la década de 1990 al 2000, como una gran oportunidad para cosechar pagos ilegales para arreglar y solucionar disputas legales que caían en sus angurrientas manos.

Guerra, bajo juramento y como respuesta a un profundo interrogatorio de las partes involucradas en un caso en el que se busca, por parte de Chevron, condenar al abogado de los demandantes de Lago Agrio por crímenes de extorción, soborno y enriquecimiento ilícito, aseguró, que cambiaba sus historias con los representantes de los demandados y demandantes, con el solo objetivo de asegurarse una mejor posición para sus negociaciones en beneficio personal.

Para perplejidad de los oyentes en las audiciones orales de la corte neoyorquina, el desventurado señor Guerra, ha asegurado al mundo, que esa es la forma como más o menos se realizan los procedimientos legales en Ecuador.

Un abogado digno de ser despojado de su título, denunciado judicialmente por las escuelas de abogados ecuatorianas y por los organismos de control jurídico del Ecuador. Todas las ilegalidades narradas por Guerra, han sido bajo juramento. Aunque pagado por Chevron, ha sido el mismo quien ha escogido auto implicarse, y manchar la dignidad de su profesión y la de sus colegas ecuatorianos.

Guerra, no solo ha demostrado ser un mala persona, ha confesado ser un profesional corrupto que por unas cuantas monedas, no le ha importado enlodar internacionalmente la reputación de los jueces, abogados y sistema judicial ecuatoriano.

No existe concurso posible, donde el ciudadano Guerra, no sea designado eméritamente como el peor ciudadano del mundo.

Lo que Guerra jamás ha mencionado, ni ha sugerido siquiera, es que en el caso Chevron, el estado o el sistema político ecuatoriano, haya tenido la más leve interferencia a favor de nadie.

Todo se reduce a un concurrencia de corrupciones entre gigantes estadounidenses y un tonto útil ecuatoriano.