29 marzo, 2024

Guayaquil y Posorja

Desde la ciudad del Golden Gate, San Francisco, trabajando con Leigh Fisher en el primer “workshop” del Plan Maestro del futuro gran aeropuerto en Daular que la Municipalidad de Guayaquil pronto hará realidad, me llegan noticias de que el Gobierno Central continúa en sus torpes intentos de frustrar la eterna vocación portuaria de mi querida ciudad. Mientras el Alcalde de Guayaquil y los que conformamos el Gobierno Municipal soñamos y realizamos obras de gran aliento que harán de Guayaquil una metrópoli aún más importante y hermosa que la actual, el Gobierno Central, guiado por dos funcionarios del más alto nivel, nacidos en Guayaquil, hace todo lo posible para minimizarla.

Los inversionistas de Dubai no participaran en la adquisición de las acciones de la Maersk mientras no se derogue el malhadado Acuerdo Ministerial que dio por terminada la concesión al sector privado en Posorja. Este es el paso fundamental para demostrar un cambio en la absurda posición del gobierno y no perjudicar a Guayaquil. Basta de burlas y palabrería barata.

Si no se procede de esa manera ¿Cómo podrán los funcionarios involucrados mirar en el futuro a los ojos a sus descendientes, sabedores que ellos unos por cumplir órdenes y otros guiados de malsanas convicciones, frustraron la vocación portuaria de Guayaquil? Inclusive, alguno de estos personajes tiene vivencias de un familiar muy cercano que nunca, desde los diversos e importantes cargos que desempeñó en la función pública, fue capaz de ofender a su ciudad o realizar acciones que la perjudiquen o minimicen. ¿Qué los mueve? ¿Se esfumaron sus raíces porteñas? ¿Las acciones de brillantes ancestros guayaquileños no dejaron huellas en sus corazones?

El planeado puerto de aguas profundas “en algún lugar entre Posorja y Chanduy” tendrá el mismo destino de los “Aeropuertos Internacionales” de Santa Rosa y Salinas elefantes blancos en los cuales se gasta absurdamente los dineros de todos los ecuatorianos. Es el mercado el que fija a donde quieren ir los aviones y los barcos. ¿Qué compañía aérea internacional querrá ir a Santa Rosa o a Salinas como destino continuo cuando ninguna de las dos ciudades -con el debido respeto a las mismas tiene población, comercio, industria, servicios, etc., como lo tienen Guayaquil y Quito? El aeropuerto de Santa Rosa de “Internacional” paso a “Interregional”. Bajaron pretensiones y supusieron gran tráfico entre Perú y Ecuador. Ahora ya no saben cómo denominarlo, con los pocos vuelos semanales que se realizan, a un costo de construcción de 48 millones de dólares, la mitad de lo que costo el José Joaquín de Olmedo.

Lo mismo ocurrirá con el mentado Puerto kikuyescamente proyectado entre la polifacética ministra “nacida en Guayaquil” que de simple arquitecta ahora funge de experta en transporte, puertos, barcos aeropuertos, aviones, carga internacional, etc., etc., etc., y la empresa INECO que realizo el estudio entre cuatro paredes sin analizar con profundidad el mercado con investigaciones exhaustivas entre todos los interesados, con todos los que hacen el negocio portuario. Los barcos quieren una ciudad con facilidades, no una población pequeña. Los comerciantes, importadores y exportadores no quieren pagar un flete terrestre mayor hasta Chanduy solo porque el gobierno decide desde Quito que ese es el mejor sitio. ¿Qué cuesta más, construir un nuevo puerto que va a requerir un espigón de por lo menos 3 km., por el oleaje y los vientos como ya lo han indicado conocedores expertos o dragar los accesos a los puertos de Guayaquil? Todo lo que hay que hacer es dragar lo necesario en el Puerto Marítimo de Guayaquil. A Ecuador no vendrán los grandes buques de contendedores que requieren 15 metros de calado como no llegan los grandes aviones a dejar carga. Somos un país pequeño que cada día se disminuye en importancia comercial gracias a las medidas económicas de este gobierno.

Pero escuche a la Ministra expresar al entrevistador engreído del gobierno que el Puerto Marítimo de Guayaquil no es factible porque requiere de constante dragado. Con ese criterio tan ridículo y de supina ignorancia, Estados Unidos de Norte América debería cerrar la vía fluvial del Río Misisipi que se inicia en el Golfo de México. El conjunto de la red hidrográfica del Misisipi y sus afluentes alcanza los 8.000 km de longitud. Un canal de navegación lo une con el lago Míchigan (a la altura de Chicago), comunicando así el Misisipi con los Grandes Lagos. Canadá también debería cerrar la vía Marítima del San Lorenzo de 1200 km que une los Grandes Lagos con el Océano Atlántico. Esas dos vías marítimas son constantemente dragadas para mantener la navegación. Pero cuando se quiere destruir a una ciudad hasta los argumentos más absurdos, ignorantes y desconocedores de la técnica, se usan sin pensar ni medir las consecuencias de las falsedades y barbaridades que se expresan.

Pero con este inútil proyecto han impedido la inversión privada en el puerto de Posorja con el Acuerdo de la ministra Duarte, trataran de obstaculizar el dragado a 9 metros y medio por parte de la concesionaria del Puerto Marítimo de Guayaquil y harán hasta lo imposible porque el alcalde no elimine “Los Goles” y no drague más allá de los 9 metros y medio. Todo por una animadversión incomprensible a Guayaquil que difícilmente se comprende en el Presidente de la República por sus experiencias de niñez y primera juventud pero que es incomprensible en la Ministra Duarte, hija de dos guayaquileños muy queridos que siempre han dado ejemplo de vida, de comportamiento y de civismo.

Tienen que permitir que la APG y el alcalde realicen el dragado. Tienen que derogar ese regionalista Acuerdo y dejar que Guayaquil progrese gracias a su propio esfuerzo. No pedimos limosna, queremos que nos dejen trabajar en paz. Es hora que se terminen los incomprensibles odios hacia la ciudad de Octubre.
Nicolás Romero Sangster

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  1. Gabriel: no hay necesidad de aclarar. Nuestro compañeros no son «simples arquitectos», son «señores arquitectos» por derecho propio -no por que yo lo exprese-, incapaces de hacer estupideces y peor actuar en contra de nuestra ciudad.

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