24 abril, 2024

El puerto: Caso de Ripley

Abril 1958. El Presidente Ponce Enríquez, por pedido de su Ministro de Obras Públicas, Sixto Durán Ballén, emite decreto de emergencia creando Autoridad Portuaria de Guayaquil. Personajes notables, de raigambre quiteña, nos dieron el Puerto de Guayaquil.

Febrero 1975. Tres años separado de mi familia viviendo en Quito como Gerente de INECEL eran demasiado. Renuncie y el Presidente Rodríguez Lara me solicito encargarme de la gerencia del Puerto Marítimo de Guayaquil.

El Banco Mundial se negaba a concretar el crédito para la ampliación, por un impase surgido, pero se pudo resolver el mal entendido y se reabrió la calificación de firmas que previamente había seleccionado una sola.

Con mayor competencia, se realizó la licitación para la ampliación del puerto. Renuncie antes de la adjudicación, cumplido mi compromiso con el Presidente de la República.

En 1975 un ciudadano de Pujilí, el General Guillermo Rodríguez Lara, impulsó la ampliación de nuestro Puerto Marítimo.

Año 2013. Un gobierno presidido por un Presidente nacido en Guayaquil y una Ministra del mismo origen, anula la posibilidad del puerto de aguas profundas de Posorja por parte del sector privado sin que le cueste nada al estado, e intenta reducir el Puerto Marítimo de Guayaquil a puerto de cabotaje con Galápagos y destino de cruceros turísticos.

¡Triste paradoja! Ilustres ciudadanos de raigambre serrana apoyando la vocación portuaria centenaria de Guayaquil y por otro lado guayaquileños intentando arrebatársela.

Pero esto ya es costumbre en Alianza País. Recordemos que cuando nos desmembraron la Península de Santa Elena, Presidente, Ministro de Gobierno y Gobernador eran guayaquileños.

¡Pobre Guayaquil con esta clase de hijos! ¿Cuál será el próximo atentado contra nuestra querida ciudad?

Que callen los pusilánimes y los acomodaticios, pues es deber de los que vivimos en esta urbe protestar con todas nuestras fuerzas ante cualquier intento de menoscabar a Guayaquil.

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¿Nos creerán tontos?

El Código Penal vigente para los ecuatorianos, pero no para la fiscalía (¿serán extranjeros?) establece un delito en el Capítulo VI que se denomina “El prevaricato” especialmente los numerales 4 y 5 que establecen: “Los empleados públicos de cualquier clase que ejerciendo alguna autoridad judicial, gubernativa o administrativa por interés personal, afecto o desafecto a alguna personas…!

Y el 5 “los demás empleados, oficiales y curiales que, por cualquiera de las causas mencionadas en el numeral primero, abusando dolosamente de sus funciones, perjudicando a la causa pública o a alguna persona…”

Me declaro ignorante

Me gustan los refranes, las sentencias, los escritos que en pocas palabras resumen verdades o expresiones lapidarias, frases que demuestran el pensamiento franco y libre del hombre que piensa. Esto me llevó a comprar el libro de Camilo Chaparro: ”El que me acuse de dictador es un ignorante”, que resume, en frases del General Hugo Chávez, el pensamiento del Presidente de Venezuela y su visión sobre su tipo de Gobierno.

Creo que la regla elemental para la convivencia humana es el respeto: el respeto mutuo, el respeto al orden establecido, a las leyes, el respeto al derecho y a la propiedad ajena, el respeto a la libre expresión. ¡Respeto, libertad e igualdad!

De la libertad al libertinaje hay una distancia muy grande, pero esta distancia no se puede acortar coartando la libertad, pues en ese momento desaparece la libertad. Por otro lado, una mentira repetida reiteradamente millones de veces, no se convierte en verdad, incluso aunque la gente crea en ello. ¡Eso se llama engaño! Ahora, con las nuevas maneras de comunicación, es muy fácil, tanto acusar falsamente, como actuar impunemente y luego decir “yo no fui”.

No hay comentarios

  1. SERIA MENESTER QUE LA EMPRESA PRIVADA GUAYAQUILENA EN CONJUNTO CON LA MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD ABORDEN ESTE RETO Y QUE QUEDE DEMOSTRADO DE QUE GUAYAQUIL NO NECESITA DE NINGUN MANIPULADOR.

  2. Faltaría añadir que además del Presidente, Ministro de Gobierno y Gobernador, el Prefecto del Guayas también era guayaquileño

  3. Por desgracia, Sr. Romero, para sentirse Guayaquileño, no solo hay que haber nacido aquí, hay que tener los genes de Guayaquileño, y eso solo a muy pocos nos queda, no importa donde se encuentren o en que posición están, siempre estarán melando de los gobiernos de turnos sean estatales, provinciales o cantonales. Lo de la provincia de Santa Elena, ya era un hecho de ambiciones, sino mire cuantos guayaquileños han trasladado sus domicilios legales a esa provincia, para seguir en la teta y solo viven en Salinas y algo en la Libertad, y pare de contar. PIENSO QUE QUIEREN DESAPARECER GUAYAQUIL.

  4. En algunas familias hay ovejas negras o hijos no deseados que avergüenzan.
    La estirpe guayaquileña sabrá dar su merecido a los traidores.

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