29 marzo, 2024

Ciudad vs Ciudadano

La ciudad nace para satisfacer las necesidades y amenidades ciudadanas: sociales, económicas, de seguridad, de intercambio. La ciudad nace –podríamos decir- antes del transporte, aunque el hombre nació con dos piernas para su auto movilización. Pero, para poder cubrir mayores distancias utiliza animales, luego con el descubrimiento de la rueda inventa el carromato y lo evoluciona hasta llegar al motorizado actual. Motorizado que copa los espacios públicos y, rápidamente, se va adueñando de los ámbitos que le son propios y propicios al ciudadano.

En otras palabras, el transporte –de cualquier tipo- fue inventado por el hombre para su propio beneficio. La ciudad es el escenario de ese beneficio. La ciudad es para el hombre. Es para el contacto social. Es para servicio del hombre y así debe entendérselo y así deben actuar sus administradores.

Hoy, el vehículo ha invadido la ciudad, sobre puebla sus calles y áreas urbanas. El vehículo es una metástasis que corre paralela al desarrollo edilicio, su extensión y su densificación. El ciudadano se aferra a una “comodidad” motorizada que copa los espacios que son de su propiedad. Nos quejamos de la contaminación ambiental pero tomamos naturalmente los escapes de los vehículos. Nos quejamos del ruido citadino, de la falta de privacidad, de la inseguridad. Nos quejamos de la ausencia de parqueo y contribuimos a su congestión.

Guayaquil crece y crece sin términos de ajuste. Cada día –a pesar del transporte motorizado- la distancia de hombre a hombre, de hombre a familia aumenta. A pesar que los nuevos medios de locomoción son más rápidos nos demoramos más en llegar al centro de la Ciudad. A pesar de la ampliación de avenidas, de los esfuerzos de la Institución de Tránsito para resolver los nudos de tráfico el espectro se mantiene. Además se insiste en incrementar, con edificios en altura, el centro de la Ciudad añadiendo congestión, mientras en los extramuros se sigue creciendo horizontalmente añadiendo distancia. El guayaquileño se convierte en un superviviente y la Ciudad se modifica a favor del motorizado.

A pesar de la regeneración urbana, del incremento de áreas verdes, de la pavimentación de calles y avenidas, del aumento de los servicios de infraestructura, los problemas citadinos no disminuyen ni vuelven a la Ciudad más humanizada. Quizás debemos volver a valorar nuestras acciones urbanas para encontrar sus errores. Guayaquil, en su sed de progreso, está lanzado a la búsqueda de una utopía urbana que no va a lograr (ojalá nos equivoquemos) y está consiguiendo una distopía en donde se puede sacrificar las vivencias urbanas y comunitarias y su coreografía, por un fuerte estrés individual y colectivo.

Estamos olvidando que el ciudadano, individual y colectivamente, es el propietario del espacio público. Que el espacio público es un derecho. Que el ciudadano desconoce su derecho. Las calles y todos los demás espacios públicos son escenarios de encuentros, contactos, intercambios y protestas Y que el incremento del parque automotor estropea este derecho ciudadano.

Un estudio sistemático de la historia de nuestra Ciudad puede darnos una idea de cómo el guayaquileño utilizaba y utiliza sus espacios públicos. Este estudio de la Ciudad misma nos mostrará por qué nunca hemos realizado nuestros sueños, que siempre se quedaron atrás ante las posibilidades reales con que se cuenta.

Será esta la razón por la que los guayaquileños seguimos empujando por nuestra utopía?

Los conjuntos urbanos no desaparecen absorbidos por el tejido invasor o integrado a su trama. Estos conjuntos resisten acomodándose a las necesidades y a las épocas. Continúan siendo centro de intensos modos de vida urbana. Debemos tratar y trabajar para que el futuro nos sea leve.

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  1. Si, es verdad que el tráfico es un caos, que es en parte responsabilidad de todos lo que habitamos en Quito, pero también es verdad que el sistema de transporte público es un desastre: inseguro y mal servicio. En nuestra ciudad se piensa en transporte norte-sur y no este-oeste. Creo que la razón para tanto vehículo es el que no podemos transportarnos en sentido este-oeste, y por sobre todo la inseguridad, amén del número de taxis que circulan por la ciudad. Además, no hay razón para todos los autobuses circulen durante todo el día; el número de buses en circulación debe estar en relación directa con ls hora, en horas pico, máyor número y reducirlos luego para evitar las carreras, congestión vehicular y contaminación. Otra solución es poner horarios fijos para cada línea.

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