19 abril, 2024

"La justicia de Oropel"

Es imposible, aunque uno tenga la mejor de las voluntades de hacerlo, hablar de cosas buenas
de este gobierno, claro está, saldrán los adláteres al poder y dirán que tenemos muy buenas
carreteras, que se han mejorado y construido nuevas infraestructuras de salud y educación, y
así algunas cosas más por el estilo, obras tangibles, que sería necio desmerecerlas, sin embargo
de lo anterior, de que me sirve una excelente carretera, si su contorno sigue sin equipamiento,
y las poblaciones a su alrededor siguen abandonadas y sin servicios, o de que me sirven lujosos
centros médicos o educativos, si no tengo personal capacitado para que lo administren, peor aún
técnicos especializados para operar su implementación.

Recuerdo que en algunas ocasiones el Mashi Mayor, dijo que las obras de Guayaquil, eran
simplemente de “oropel”, lo que en buen romance sería expresar, que lo realizado por nuestros
dos últimos Alcaldes, es una pura y simple ficción, digo yo, “oropel”, sanear el Municipio de
gente que cobraba sueldos, sin siquiera vivir en el país, reconstruir el Palacio Municipal, que
antes de agosto de 1992, era una verdadera cueva de ratas y rateros, levantar el autoestima
del guayaquileño, que estaba tan venida a menos, por décadas de nefastas administraciones,
dotar de infraestructura vial a la ciudad que prácticamente estaba en ruinas, dotar de una red de
mercados física e higiénicamente adecuados, obras de “oropel”.

Obras de “oropel”, brindar salud gratuita, cuando no es siquiera competencia municipal, dar
textos de excelente calidad en lo que respecta a su parte pedagógica gratuitamente a colegios
fiscales y a escuelas particulares populares, dotar de laboratorios de computación e inglés,
construir o reparar escuelas y colegios, dotar de infraestructuras sociales a los guayaquileños, de
áreas verdes, capacitar a jóvenes y adultos, a través de programas sostenidos de fortalecimientos
en diferentes tipos de habilidades productivas, y un sinfín de servicios, en beneficio de los más
necesitados, pregunto yo, ¿obras de “oropel”?.

Sin embargo de lo anterior, cuando el señor Alcalde, a nombre de la mayoría de guayaquileños
de nacimiento y de corazón, tomó la decisión, de hacer un justo homenaje a su predecesor
en el sillón de Olmedo, una sarta de mequetrefes, a nombre de la “revolución ciudadana”,
y dizque amparados en leyes que la misma Constitución aplaca por ser de menor jerarquía,
impulsaron un írrito amparo, en contra de resolución mayoritaria de Concejo Municipal en
pleno, obteniendo primeramente el secuestro del busto de nuestro querido ex Alcalde L.F.C., y
luego que se disponga que se lo pueda devolver, pero insistiendo que no se puede colocar donde
el Municipio, técnicamente determinó, que si podía hacerlo.

Pues mis queridos lectores, si lo realizado por la Alcaldía de Guayaquil, para este gobierno
son obras de “oropel”, bienvenidas sean y que se sigan ejecutando, y si lo actuado por algunos
funcionarios judiciales, no lo son, serán ellos los únicos responsables de la ira del guayaquileño,
que lo único que defiende es su honra y su derecho a seguir progresando y que no permitirá que
los administradores de justicia la conviertan en UNA JUSTICIA DE OROPEL.

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Todo también se trata de que el ser humano sepa como tomar sus decisiones sin equivocarse.

Para que esto suceda se debe saber cómo hacer siempre lo correcto. ¿Cómo sabemos si lo que queremos hacer es lo correcto?

No hay comentarios

  1. Bueno lo ideal por ahora seria colocar el busto en un lugar diferente del Municipio y luego en mejores epocas o mas oportunas reubicarlo.

  2. El homenaje al salvador de Guayaquil debe continuarse. Debemos colocar su busto donde nos de la regalada gana.
    La ciudad es nuestra, y ningun afuereño o hijastro acomplejado deberia fastidiarnos. Limitense a entregarnos la parte pecuniaria que por derecho nos orresponde y que cierre su boca.

    Guayaquil ya le ha demostrado a ese estrafalario dictador, por encargo, qe NO lo queremos. Que preferiremos la muerte antes que estar mal administrados por ellos. Que se quede en las alturas respirando aire viciado, y que no venga a contaminar el nuestro.

    Sus carreteras de oropel desapareçeran, pero su incultura, su ignorancia y su maldad prevaleceran. En la memoria colectiva quedaran.

    Dentro de unos años nuestro Ceucescu criollo se extinguira; mientras de nuestros dos Ilustres Alcaldes nos inspiraran.

    Gracias por tan acertado articulo Don Francesco Aycart.

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