28 marzo, 2024

La Venta de la Bandera

En 1892 el doctor Antonio Flores Jijón fue sucedido en la presidencia de la república por el candidato oficial doctor Luis Cordero. Hasta cierta época la libertad de prensa no había sido alterada y gozaba de garantías; pero ocurrió que en los años 1894 y 1895 el Japón estuvo en guerra con China, y la derrotó, apoderándose de Corea, Taiwán, extendiendo sus dominios hasta la gran provincia de Manchuria.

Iniciado el conflicto los grandes monopolios internacionales, para dar superioridad al Japón, le dieron apoyo financiero para la compra de armas y equipos bélicos, y como la adquisición de buques de guerra ofrecía ciertas dificultades, pues su construcción tardaba 3 ó 4 años, los financieros del trust Morgan y Japón optaron por comprarlos.

El Ecuador había resuelto que su Gobierno no se definiría ni por la neutralidad ni por la beligerancia, en tanto que Chile si declaró su neutralidad, razón por la cual quedaba impedido de vender armas a cualquiera de los beligerantes. Sin embargo, tenía interés en vender al Japón el crucero “Esmeralda”, uno de sus buques de guerra que había adquirido ese año de Inglaterra en 145.000 libras.

Para guardar las apariencias, los japoneses hicieron a Chile la propuesta oficial por la compra del crucero, Pero Chile, aduciendo su neutralidad y su preocupación por no violar las leyes internacionales, adujo no poder venderlo directamente al Japón. Fue así como cónsul ecuatoriano en Valparaíso y el gobernador del Guayas José María Plácido Caamaño, empeñados en salvar esa dificultad se comprometieron, a espaldas del Gobierno del doctor Cordero, en ceder la bandera del Ecuador para que el buque cruzara el océano sin ningún riesgo de la acciones bélicas. Y, naturalmente, el trust Morgan tuvo el camino expedito para intervenir en la negociación entre los dos países.

La patraña, que los del contubernio pretendían llevar a cabo el negociado en el más absoluto secreto, consistía en la simulación de la compra del crucero chileno por parte del Ecuador, y como éste no mantenía relaciones con los países en guerra, ni había declarado su neutralidad, procediera a revenderlo al Japón. Entonces Ecuador aparecía haciendo un favor a Chile, y supuestamente éste le compensaría con su ayuda en caso que Ecuador tuviera conflicto con Perú. El negocio empezó a evaporarse cuando don Juan Murillo Miró, quien luego de la clausura de El Telégrafo, se hallaba exiliado en Chile como su director, intervino por encargo de sus coidearios liberales investigó y encontró la documentación que permitió hacer conocer el negociado a la prensa guayaquileña.

Enterado el país de esta grande impostura, y viendo heridos sus más profundos sentimientos patrióticos, no se hizo esperar la protesta. La ciudadanía indignada se lanzó a la lucha por reivindicar el honor nacional. Se produjo uno de los grandes movimientos populares de la época a nivel nacional, que se desarrolló cuando el país se encontraba inmerso en una profunda crisis política y revolucionaria.

El escándalo fue el punto de partida de un nuevo repunte político para las fuerzas insurgentes del liberalismo, gracias a su estallido, por el turbio episodio internacional protagonizado por el gobernador en la provincia del Guayas, José María Plácido Caamaño, quien actuó a espaldas del doctor Cordero. La opinión pública ecuatoriana se inflamó de coraje por lo que consideraba una humillación al honor nacional, que venía a sumarse a los múltiples negociados anteriores del gobierno de “La Argolla”.

Fue así que, bajo la convocatoria liberal, gentes de las más diversas tendencias empezaron a formar asambleas y juntas cívicas en varias ciudades del país, para juzgar la conducta oficial y condenar al Gobierno. En Guayaquil se formó un comité de investigación integrado por los señores Pedro Carbo, Rafael Pólit, José Domingo Elizalde Vera, Luis Felipe Carbo, José Luis Tamayo, Aurelio Noboa, Cornelio E. Vernaza, Felicísimo López y Francisco Fernández Madrid, quienes en su mayoría fueron apresados y desterrados, como fue dado a conocer por la prensa guayaquileña.

Los medios, acusaron directamente y con firmeza a la camarilla del ex presidente José María Plácido Caamaño, que se escudaba tras el débil gobierno del doctor Luis Cordero, que ignorante de un inmundo negociado que entregó el honor nacional, había perdido toda base material, económica y militar, acabando por dimitir. Entonces sobrevino el ultra reaccionario gobierno del vicepresidente Vicente Lucio Salazar, que procedió violentamente contra la prensa de Guayaquil; se clausuraron talleres, se prohibió la circulación de los diarios, se desterró a los periodistas, etc.

A partir de ese momento se multiplicaron las protestas y actas populares en todo los rincones del país. Los miembros del Consejo Municipal de Quito, controlado por los conservadores, fueron apresados en razón de sus reiteradas denuncias antigubernamentales. Entre tanto, los grupos radicales empezaron a utilizar nuevas tácticas de lucha: en febrero ensayaron una huelga general en Guayaquil, mientras en todo el país adquirían armas y se preparaban para la lucha, siguiendo la convocatoria hecha por Eloy Alfaro desde Managua.

Para 1895, la protesta popular se escapó de las manos del oficialismo. Caamaño fue obligado a renunciar a su cargo de gobernador del Guayas, no sin que antes la policía disparará contra los manifestantes. El 2 de junio de 1895 Guayaquil estaba aislada del Gobierno central, y al producirse la dimisión del general Reinaldo Flores Jijón como gobernador del Guayas (otro de los hijos del general Juan José Flores), fue el final del régimen conservador en Guayaquil y el inicio de la revolución liberal que venía triunfante desde los campos manabitas.

El general Flores se sometió a la Junta de Notables que se había constituido, convocada por el comandante general del distrito para preservar las garantías ciudadanas, y los alfaristas comandados por el coronel Morales se hicieron cargo del cuartel de artillería.

De esa forma se fue haciendo efectivo el traspaso del poder en la ciudad, y se llegó al histórico triunfo del 5 de junio de 1895, que en Guayaquil culminó el 19 con la entrada triunfal del general Eloy Alfaro. Finalmente estalló la insurrección popular en la República y los días 14 y 15 de agosto de ese año, como consecuencia de la batalla de Gatazo, se dio el triunfo de la lucha liberal a nivel nacional y la entrada de Alfaro en Quito el día 4 de septiembre, con lo cual culminó la transformación política que llevó al poder al partido liberal ecuatoriano.

Los periódicos sostenían que el verdadero culpable había sido el ex gobernador del Guayas señor Caamaño, que hacía rato se encontraba fuera del país. A excepción hecha del periódico oficialista La Bandera Nacional, que sostuvo una larga y porfiada defensa de lo indefendible hasta el 15 de mayo de 1895, en que publicó el número 60, que fue el último.
El presidente Cordero, no conoció nunca esos asuntos, jamás se perfeccionó venta alguna de la bandera, pero la oposición al Gobierno y al progresismo que se hallaba en el poder desde diez años atrás lanzó una campaña de falacias tal magnitud, que Cordero tuvo que renunciar y al hacerlo concluyó la vigencia del progresismo. Caamaño confesó públicamente el abuso de confianza y arrogación de funciones, pero eso no logró aplacar la arremetida contra Cordero.

En medio de esta dramática circunstancia, el Ministro de Relaciones Exteriores de entonces, envió un telegrama a todos sus cónsules : “haga saber a ese gobierno que el Ecuador no ha comprado el buque Esmeralda a Chile. Bandera ecuatoriana indebidamente puesta en Valparaíso. Posteriormente, durante el Gob. de Alfaro, la Corte Suprema absolvió a Cordero, destacando que el gobierno no intentó contrabando alguno, que el gobierno no pudo cometerlo; que el gobierno no lo perpetró ni cometió, por tanto el uso de la bandera por Chile fue un abuso, por ningún motivo imputable al gobierno.

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18 comentarios

  1. «…A espaldas de Cordero…», !Si, como nó!.
    Estos «borregos» y su cochina estirpe son la escoria más grande que podría haber brotado del país, sin ir muy lejos el actual
    «cepillo» es el más notable en la actualidad.

  2. Soy asiduo lector de sus escritos.
    Sus conocimientos y el estilo que utiliza son un estimulante para la memoria cívica y el conocimiento.
    atte.

  3. Me ayudo mucho a desarrollar mi conocimiento y a ayudarme con mi tarea que es para mañana 13 de agosto del 2013 me ayudo mucho garcias XD

  4. Es largo pero aceptable ya que son hechos reales pero a los creadores de la pagina les recomendaría que lo resuman pues da mucha flojera leer palabras palabras y mas palabras si quieren mas personas resuman se lo suplico pues me ayudaría mucho

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