29 marzo, 2024

Nosotras discriminadas

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que
discriminar, significa seleccionar excluyendo, dar trato de inferioridad a una
persona o colectividad por motivos raciales, de sexo, religiosos, políticos, etc.

El convenio 111 de la Organización Internacional del Trabajo, relativo
a la discriminación en el empleo, suscrito y ratificado por el Ecuador,
forma parte de su ordenamiento jurídico, determinando en su Art. 1 que,
el término “discriminación” comprende cualquier distinción, exclusión o
preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política,
ascendencia nacional u origen social, que tenga por efecto anular o alterar
la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.

Sin embargo, a renglón seguido, el mismo artículo puntualiza que las distinciones,
exclusiones o preferencias basadas en las calificaciones exigidas, para un
empleo determinado no serán consideradas como discriminación. Esto último
nos parece completamente racional, pues para labores especificas que sean
técnicas, o especializadas, deben ser los más preparados y calificados los que
accedan a dichos puestos de trabajo. Históricamente, las mujeres hemos sido
siempre las discriminadas, y por ello, las medidas de acción afirmativa para
garantizar nuestra participación activa en los concursos públicos, disponiendo
la Constitución en su Art. 331, que el Estado garantizará a las mujeres igualdad
en el acceso al empleo, a la formación y promoción laboral y profesional, que
se adoptarán todas las medidas necesarias para eliminar las desigualdades;
prohibiendo toda forma de discriminación, sea directa o indirecta, que afecte
a las mujeres en el trabajo.

Lo paradójico, en ciertos concursos públicos de
oposición y méritos, se les otorga hasta 2 puntos extras por acción afirmativa
a la “persona con orientación o identidad sexual perteneciente al grupo GLBT,
acreditado con declaración juramentada o certificado de organizaciones GLBT
(Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero). Éste es el mismo valor que tiene
el participante que escribió un libro. Esta distinción, solo pone en evidencia la
discriminación de la cual seguimos siendo víctimas las mujeres, de manera
indirecta y solapada. Nosotras las discriminadas, exigimos igualdad de trato en
las acciones afirmativas; es también nuestro derecho.

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Sobre el caso de los ex-empleados de Ecapag

“Aquel que simplemente es justo, es severo” – Voltaire –

Quiero empezar diciendo que Jaime Nebot, actual Alcalde de Guayaquil, no empezó este problema sino que lo heredó. Hablamos de 300 millones de dólares, según se lee en la prensa, que saldrían del bolsillo de todos los ecuatorianos. Es decir, el alcalde no está peleando por dinero suyo, sino por el de todos nosotros. Y si está peleando es porque cree tener la razón.

Por otro lado están los ex empleados de ECAPAG, quienes pelean porque también creen tener la razón y piensan que ese dinero no es de los ecuatorianos, sino de ellos. No podemos saber qué es lo realmente justo porque no conocemos a fondo este caso. Pero lo que sí sabemos es que hay mucho dinero en juego, y, por ende, todos queremos y merecemos estar enterados. El juez Wilson Luque no puede prohibir que la prensa esté presente en una audiencia tan importante. Las audiencias por principio son públicas y lo son más si hablamos de 300 millones que saldrían de fondos públicos. Además, por tratarse de una sesión a la que obviamente iban a asistir muchísimas personas y medios de comunicación, debió haber dispuesto que la misma se realice en un auditorio o en una sala mucho más grande (la tensión creada por la algarabía y muchedumbre contribuyeron a calentar los ánimos, o sea que podemos decir que la pelea tuvo como principal culpable la falta de planificación del mismo juez Luque).

Tibán y Guayaquil

Días atrás Lourdes Tibán, asambleísta andina, mantuvo una reunión en el Club de La Unión de Guayaquil con varios miembros de esa sociedad. Los motivos los desconozco; mas, una reunión de este tipo me ha generado un cortocircuito regional que no puedo contener.

¿Cuándo las élites guayaquileñas perdieron el norte cívico? ¿No tenemos en Guayas figuras que permitan a las élites organizar y financiar agendas políticas serias? Con los políticamente inquietos de César Monge Ortega y Guillermo Lasso Mendoza al parecer no basta: hay que ir a buscar a Cotopaxi.

Lourdes Tibán Guala, dirigente indígena y asambleísta de los registros de Pachakutik, ha alcanzado algo de fama debido a sus floridos epítetos y las rocambolescas broncas verbales que suele protagonizar con los políticos de turno. ¿Luego de las palabras graciosas y adjetivos recargados, qué más hay en ella? El siempre retórico discurso político ecuatoriano históricamente nos abruma con sus calificativos hechiceros y escandalosos, sin permitirnos esa bulla, debatir una sola idea eficiente que signifique institucionalidad como país. ¿Conversaron sobre esto con la asambleísta Tibán en el Club de La Unión? ¿Definieron agenda electoral para que Guayaquil y Guayas sea sostén electoral de Tibán?

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