29 marzo, 2024

La Bell'Italia y la Ópera

La República Italiana tiene en la actualidad cerca de 60 millones de habitantes. Sus fronteras, establecidas permanentemente en 1954 cuando Trieste fue cedida de regreso por Yugoslavia encierran un territorio de 301.225 Km. cuadrados Solo 18.000 Km. cuadrados más que Ecuador. Su territorio también incluye las islas de Sicilia, y Cerdeña, Elba, Capri e Ischia. Existe como país unificado solo desde 1861. Su capital es Roma desde 1.870 en que los Estados Papales se unieron al Reino de Italia. Otras ciudades de mencionar son Bari, Boloña, Brescia, Bérgamo, Cagliari, Catania, Florencia, Génova, Livorno, Messina, Milán, Nápoles, Padua, Palermo, Taranto, Trieste, Turín, Venecia. También pequeños pueblos y lugares históricos como Orvieto, Parma, Asís, Siena, Perugia, Ancona. Módena, Ferrara, Ravena, Arezzo, Salerno, Montepulciano, Volterra, Spoleto y Siracusa. ¿Por qué hago esta larga enumeración? El punto, mis amigos, es que una lista pequeña como ésta de ciudades y lugares de Italia suena como el “que es que” o “donde es donde” de la Historia Universal

Si juntamos toda la historia de la Italia, su cultura, su arte y arquitectura, sus ciudades, su comida, sus vinos; la “brillantez” de su estilo de vida, la convicción del italiano de que la vida debe ser vivida día a día, no existe –en mi opinión- otro lugar del mundo, ciudad, por ciudad, kilómetro por kilómetro, como “la bell’Italia. La herencia cultural que el mundo civilizado ha recibido de este lugar del mundo, la mitad del territorio de Somalia o Ukrania, de un país tres veces más pequeño que Mozambique, la novena parte de Sudan y 60 veces mas pequeño que Rusia, desafía toda descripción y incluye como mínima expresión, el alfabeto y la ley romana, el arco romano, el calendario romano, la lasaña y las “farras de toga”

Italia se da el lujo de haber tenido la república de mayor duración: 1.100 años, La Sereníssima Repúbblica di Venezia fue una ciudad-estado en el norte de Italia, junto al mar Adriático, radicada en torno a la ciudad de Venecia. Existió como tal desde el 727 hasta 1797 que Napoléon la invadió. También recibio el nombre de Serenissima Repubblica di San Marco, pues San Marcos es su santo patrono. Pero Italia también nos ha obsequiado con maravillas arquitectónicas como el Coliseo y el Panteón en Roma, La cúpula de San Pedro, El Duomo de Florencia y de Milán, las paredes Etruscas de Volterra; los pueblitos montañosos de la Toscana y Umbria; las ruinas de Pompeya, Herculano y el Foro Romano; la iglesia de San Marcos y el Palacio del Doge en Venecia…bueno, toda Venecia.

Y también tenemos su comida: bucatini, cannelloni, cappelacci, farfalline, fettuccine, fusilla, garganelli, lasagna, macaroni, maltagliate, manicotti orecheite, papparadelle, penne, quadrucci, ravioli, rigatoni, spaghetti, spaghettini, tagliatelle, tagliolini, tortellini, tortaloni, vermicelli, zitti, etc. ¡Y esto es solo en pasta! Podemos imaginarnos la vida sin rissoto, sin pizza, sin salsa de pesto, mozzarella, minestrone, parmesano, antipasto o prosciutto? Catalina de Medici (1519-1589), esposa de Enrique II, rey de Francia, es considerada “la madre de la cocina francesa”. En el Volumen Cuatro de la gran Enciclopedia Francesa publicada en 1754 se lee: “Los Italianos hicieron que los franceses entren en contacto con el arte del buen comer, cuyos excesos, tantos de nuestros reyes trataron de suprimir. Sin embargo, durante el reinado de Enrique II, se impuso el arte de la buena cocina cuando cocineros de abajo de los Alpes llegaron para avecindarse en Francia; esta es una de las deudas que tenemos con la muchedumbre de corruptos italianos que sirvieron en la corte de Catalina de Medici (aquí en Francia)”.

Los italianos exploraron y dibujaron el mundo mientras ciudadanos de otros países se mantenían dentro de sus fronteras temerosos del mundo fuera de ellas. El veneciano Marco Polo recorrió el maravilloso mundo de la China del Kublai Kan, abriendo la Ruta de la Seda y de las Especies a Europa. El genovés Cristóbal Colon descubrió un mundo nuevo, Américo Vespucci de Florencia dibujó el primer mapa de ese Nuevo Mundo dándole su nombre al continente.

¿Y que podemos decir de los escritores, poetas, filósofos artistas, arquitectos, pintores italianos? ¿En donde comenzamos? Los escritores italianos han definido la expresión y el lirismo del lenguaje escrito desde Dante, Bocaccio y Plutarco en el siglo XIV hasta Giuseppe Lampesuda, Salvatore Cuasimodo y Humberto Ecco en el Siglo XX. Los filósofos italianos definieron el mundo medieval y del renacimiento desde las sagradas sendas de San Benedicto, San Francisco y Santo Tomas de Aquino, a Niccolo di Bernardo Machiavelli con el inicio de la Ciencia Política seglar. Y tenemos a incomparables artistas y arquitectos como Da Vinci, Michelangelo, Raffaello, Donatello, Bernini, Brunaleschi, Giotto y científicos desde Galileo a Enrico Fermi. ¿E inventores? El piano fue inventado por un florentino llamado Bartolomeo Christofori con su “Gravicémbalo col piano e forte”. El violín, la viola y el cello fueron realmente inventados y desarrollados en el norte de Italia con los grandes lutiers de Cremona: Nicolo Amati, Giuseppe Antonio Guarneri y Antonio Stradivarius. Finalmente fue Guglielmo Marconi quien se las ingenio para hacernos llegar el maravilloso sonido de la música a nuestros vehículos, hogares y lugares de trabajo vía las ondas de radio.

¿Diseñadores italianos? El genio italiano para el diseño une elementos dispares en armoniosa unidad y lo vemos en los anónimos individuos que han diseñado sus casas, plazas, barrios, pueblos con un ojo puesto en la belleza estética y otro en la funcionalidad pragmática, o en los glamorosos nombres de Gucci, Pucci, Brioni, Armani, Valentino y Versace. ¿Y las maravillas sobre ruedas que nos dan Ferrari, Lamborghini, Maserati? ¿Y los directores fílmicos y teatrales como Rosellini, Antonioni, Zeffirelli y Fellini?

En 1524 el Conde Baldassare Castiglione (1479-1529) completó su obra máxima “El Libro del Cortesano” en la corte de Guidobaldo de Montefeldro hijo del gran condottieri Federico de Montefeldro del Principado de Urbino. En él expresa que todas las cosas deben ser realizadas con “sprezzatura” que puede ser traducida libremente como dominar el arte de hacer las cosas con maestría sin aparentar esfuerzos “con la elegancia, estilo, garbo, desenvoltura y donaire que haga que todo luzca fácil”. Este concepto de sprezzatura se muestra especialmente y se expresa muy claramente en un aspecto de la cultura italiana: la música, con su perfecto balance de belleza lírica e integridad estructural. Los compositores italianos dominaron el mundo musical de Europa por cientos de años. Compositores como Gesualdo, Palestrina, Gabrielli, Cavalli, Monteverdi, Corelli, Albinoni, Vivaldi, Boccherini, Sammartini, Scarlati, Cesti, Salieri, Rossini, Donizetti, Bellini, Puccini, Luigi Nono, Gian Francesco Malipiero, Bruno Maderna, Luigi Dalapiccola, Donizetti, Rossini, Puccini y Giuseppe Verdi

Establezcamos algo que está en el corazón de la expresión italiana de cualquier tipo: en lo más profundo de la civilización itálica siempre encontraremos la dualidad de la belleza y la funcionalidad, la forma matrimoniada perfectamente con la función.

“Desde siempre, el genio italiano ha tenido la tendencia de ser esencialmente práctico y preocupado de lograr que las cosas se realicen eficientemente, pero también ha enfatizado la forma, la belleza y esplendor. Un acueducto romano no es solamente durable y funcional porque proporciona el líquido vital, sino que es además hermoso en sus curvas y proporciones.Quizás el mayor logro del pueblo que nos dio el Renacimiento ocurrió en la útil búsqueda de las actividades de la vida: la ley, la filosofía política, las practicas de negocio, la banca, la anatomía y otras ciencias aplicadas, así como aquellas que realzan la belleza de la vida y el placer, como la poesía, las artes visuales, la música, especialmente en su forma visual más espectacular: la opera”

Por supuesto, la ópera, (palabra que significa literalmente “obra”, “trabajo” como en “todas las cosas trabajando juntas”), es la quinta esencia de la invención musical italiana. La opera combina el drama en escena, el canto lírico, la música instrumental, actuación, movimiento, vestuario y disfraz, escenario y tramoya, en una experiencia que las une en un todo, siento el todo infinitamente mejor que las partes. La opera italiana, en su mejor expresión, es el mejor ejemplo de sprezzatura: elegante lírica y melodías vocales de líneas extensas, usadas sin esfuerzo aparente para expresar el drama humano. Casi desde su inicio la opera fue en Italia un entretenimiento tanto de la aristocracia como del pueblo y por ello reflejó los gustos e intereses de un público más general y mucho más amplio que en otros países.

A un alto grado, los siglos XV y XVI representaron para la comunidad artística e intelectual italiana un retorno, un redescubrimiento de la Antigua Grecia y el poderoso Imperio Romano. Para los griegos, la música se encontraba en la cúspide de las expresiones artísticas pudiendo curar a los enfermos, ennoblecer el espíritu, domar a los animales salvajes, y virtualmente cambiar la faz de la naturaleza. Para el griego la música era la manifestación sonora del orden, de la verdad, de la belleza, de la corrección del cosmos. La música profundizaba e incrementaba el significado y la emoción de las palabras millones de veces.

Camerata Florentina (“Club Intelectual”).- “Ridotto” era una academia privada o club intelectual que se reunía a discutir sobre temas de su interés de los cuales dejaban documentos escritos. Las “Cameratas” eran “Ridotti”. La institución de la “Camerata” florece en toda Italia durante el Renacimiento. Eran grupos de estudiosos, eruditos, artistas y amateurs que se reunían periódicamente a tratar los más diversos temas de orden intelectual. La “Camerata Florentina” se especializaba en música y drama y su expresividad. De especial interés para la “Camerata Florentina” era la naturaleza de la música y de la expresión dramática Se reunieron por 19 años consecutivos (1.573-1.592) en la casa de Giovanni Bardi Conde de Vernio, rico florentino. En la actualidad podemos ver la placa en el palacio de Florencia que indica el evento.

Pongámonos por un momento en los zapatos de esos compositores del siglo XV trabajando para cortes seglares y embebidos en este concepto griego de la música que se puso tan en boga. Era obvio que iban a propiciar una revolución musical en el estilo de componer al tratar de capturar en su música, tanto sagrada como seglar, el poder expresivo que los antiguos griegos se suponía habían alcanzado en su música. Así, a pesar de que los compositores, poetas e intérpretes del renacimiento no tenían idea de cómo sonaba la música griega, conocían lo que los griegos sentían sobre su música y buscaban despertar en el corazón de sus audiencias, sentimientos similares.

La “Camerata Florentina” basaba sus discusiones en las obras del florentino Girolamo Mei (1519 – 1594), experto que estudió profundamente en Roma, desde 1.552 hasta 1.573, el drama y la Tragedia Griega. Concluye sus estudios con la aseveración de que el teatro en la Grecia Clásica no era hablado sino cantado de principio a fin, lo que le daba mayor expresividad y permitía entonces la reacción emotiva de la audiencia. Mei escribió: “Los Griegos fueron capaces de obtener poderosos efectos con su música porque esta consistía de una simple melodía, cantada por una sola voz, por una voz acompañada, o por un coro. Esta melodía afectaba intensamente los sentimientos de los oyentes, ya que explotaba la natural expresividad de las subidas y bajadas de las notas y el registro de la voz, a más de los cambios de ritmo y de tempo”

Vincenzo Galileo (1.533 – 1.591), uno de los miembros de la “Camerata” y padre del celebre astrónomo, escribe un tratado “Diálogos Concernientes a la Música Antigua y la Moderna” en 1581 en el que publicó por primera vez algunos de los escasos fragmentos conservados de la música griega antigua, tres himnos de Mesomedes en la notación antigua, que utilizó para fundamentar su aversión hacia lo que él veía como pedantería polifónica en la música de su tiempo. La “Camerata” desarrolla una teoría de la música moderna. Expresa “tres corolarios”, tres reglas, sobre la expresividad musical basadas en el ideal clásico griego:

  • El texto debe ser claramente entendido y esto se logra mejor a través del “canto solo” con el acompañamiento más sencillo posible. No polifonía. Clara articulación.
  • Las palabras deben ser cantadas con declamación correcta y natural, tal como se pronuncian oralmente, sin ritmos bailables. No debe haber repetición, en lo posible.
  • La melodía vocal no debe describir detalles gráficos como en la pintura tonal madrigalista. Lo que debe interpretar son los sentimientos y emociones del personaje que la canta. El énfasis se da a las emociones, no al significado literario

Alrededor de 1.592 la “Camerata Florentina” fue dirigida por el rico comerciante Conde Giacopo Corsi e integrada por músicos de gran calidad. Además de tomar ideas estéticas de la antigüedad, los artistas de este círculo, entre los que se contaban el poeta Otavio Rinuccini, el compositor Jacopo Peri, (1.561-1.633), Emilio de Cavalieri (1.550-1.602); Giulio Caccini, compositor y cantante (1.546-1.618) hallaron inspiración en el drama pastoril, especialmente en “Il Pastor Fido” (“El pastor fiel”), de Giovanni Battista Guarini, que, en lo que se refiere a la estructura del argumento, al contenido y a la técnica poética, ejerció una influencia duradera en la ópera. Es importante observar que, pese al gran interés mostrado por los intelectuales italianos hacia el drama y la música antigua, las primeras óperas fueron pastoriles, no tragedias.

Las primeras obras que hoy día llamamos “óperas” fueron creadas por la “Camerata Florentina” en éste período:

  • Daphne: (1.598) El libreto de Rinuccini deriva del mito griego de la naturaleza que habla de la bella ninfa Dafne, tal como lo relata Ovidio en Las Metamorfosis. El dios del sol, Apolo persigue a Dafne y la convierte en árbol. El mundo mágico e idílico de los dioses y los semidioses conjurado por Ovidio siguió atrayendo a libretistas y compositores durante la temprana historia de la ópera. La música de Dafne, gran parte de la cual se ha perdido, la compuso Jacopo Peri, con unos pocos añadidos del conde Corsi.

Jacopo Peri y la “Primera” Opera.- Cantante de gran categoría, actor y organista, director de la Capilla Ducal de los Médici, hombre de gran importancia e influencia. Escribe la primera Opera que nos ha llegado: “Euridice”, llamada por los autores Opera in musica (Obra de Teatro con Música), se estrena en Florencia el 6 de Octubre de 1.600 en el Palacio Pitti. Octavio Rinuccini escribió el libreto. Es la primera “opera” que nos ha llegado integra. Es totalmente “cantada”. Se la tocó como parte de las celebraciones del matrimonio de Enrique IV rey de Francia y Maria de Médici. Como vemos el nombre de Opera nos viene de una proverbial “pereza” humana, o espíritu de abreviar las cosas; tal como hicimos con la palabra piano. Tres cosas especiales utiliza Peri en su opera, dos antiguas y una nueva:

  • Coros de 10 o más integrantes; comentan sobre la acción de la Opera y utilizan mucha pintura tonal
  • Canciones rítmicas; simples canciones de amor utilizadas como interludios a la acción (tal como los Intermezzi).
  • “Stile Rappresentativo” El texto de la obra era “cantado” en este nuevo estilo. Es una expresión primitiva del “Recitativo” para unir coros y arias que luego encontramos en la opera. No es una recitación, pero tampoco canto, es realmente un intermedio entre ambos.

Peri escribió: “Creo que los Griegos y los Romanos (que de acuerdo a la opinión de muchos cantaban toda la extensión de sus Tragedias) utilizaron un tipo de música que sobrepasaba la del habla ordinaria, pero que permanecía alejada de la melodía de una canción, tomando así una posición intermedia entre el habla normal y la canción” (Prefacio de Euridice).

El Stile Rappresentativo de Peri se basa en adherirse fielmente a los ritmos, inflexiones y acentos naturales de la palabra hablada del texto de la obra. Por lo tanto nos va a sonar como una especie de canto con subidas y bajadas naturales y el ritmo natural de nuestro lenguaje normal.

Claudio Monteverdi nace en Cremona en 1567. Trabajó para el Duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga. En esa ciudad compuso, en 1607, su primera obra maestra operatica: La Favola d’Orfeo. y se presentó en ocasión de las fiestas del Carnaval en Mantua. Esta opera es realmente la primera gran obra de arte del repertorio operático y se representa mucho en la actualidad. Esta opera, como todas las primeras, fue escrita a pedido de aristócratas y ricos nobles para ser representada privadamente y por ello la opera temprana es denominada “opera de la corte”. Era un entretenimiento de los ricos.

Pero en 1637, cuando Monteverdi cumplía 70 años, ocurrió un evento en la ciudad de Venecia que cambiaria para siempre la historia de la música occidental. Dos cantantes/compositores romanos, Francesco Manelli y Benedetto Ferrari, abrieron la primera casa de opera pública, el Teatro de San Cassiano, en la cosmopolita ciudad de Venecia en el barrio del mismo nombre cerca de Rialto en un edificio construido de piedra perteneciente a la familia Tron. ¡Increíble! Todo lo que tenías que hacer era caminar al teatro, comprar una entrada, entrar, sentarse, mirar y escuchar. Cualquier cristiano que pasaba por Venecia, algo así como Las Vegas del Renacimiento podía, con el dinero suficiente, experimentar esa realidad virtual, esa extravagancia increíble que era la opera en esa era pre-electrónica. El invento de la casa pública de opera fue uno de las grandes acciones de iniciativa empresarial de todos los tiempos. El equivalente al invento de la Internet. San Cassiano puso la opera a disposición de cualquiera que pueda pagar una entrada. Y la popularidad e influencia de la opera veneciana explotó en todo el mundo occidental. Para 1.650, habían 7 casas de opera en Venecia produciendo más de 50 operas al año en esta ciudad de130.000 habitantes.

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No hay comentarios

  1. Maravilloso artículo, preciosa cátedra para conocer mejor la Bella Italia que tanta cultura y trascendencia le ha regalado al mundo actual,esta lectura ha sido bien recibida y disfrutada seguramente por todos quienes amamos la historia, la música, el arte en todas sus manifestaciones humanas,el conocimiento del desarrollo del ser humano, indudablemente Italia ha sido cuna de creatividad en todas las expresiones artísticas. Nicolás, gracias por el artículo que nos ha entregado.

  2. Maravilloso artículo, preciosa cátedra para conocer mejor la Bella Italia que tanta cultura y trascendencia le ha regalado al mundo actual,esta lectura ha sido bien recibida y disfrutada seguramente por todos quienes amamos la historia, la música, el arte en todas sus manifestaciones humanas,el conocimiento del desarrollo del ser humano, indudablemente Italia ha sido cuna de creatividad en todas las expresiones artísticas. Nicolás, gracias por el artículo que nos ha entregado.

  3. Bravo Nicolás:
    El legado cultural italiano, en todas sus manifestaciones, llena la historia de la humanidad.
    «Italia, sempre Italia»

    Saludos,
    Arturo Rossi A.

  4. Gracias una vez mas Nicolas, por hacernos volar a otras situaciones menos dolorosas e injustas como las se que viven en nuestro pais en estos tiempos. El «Made in Italy» esta increible.
    Genoveva de Mayer

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