25 abril, 2024

La generación irresponsable del “cualquier cosa”

Tres de mis estudiantes del Propedéutico de la Facultad de Medicina llegaron tarde a mi clase de las 07h00 el jueves pasado, cuando la puerta estaba cerrada. Al final del período, se acercaron y expresaron las siguientes frases: “eso no es así profesor”, “es que la metrovía se atrasó”, “vivo lejos de aquí”, “otros profesores no hacen lo que usted”, “debería esperar, llegué sólo tres minutos atrasado”, “otros profesores permiten la entrada después de pasar lista”, entre otras frases….

Confieso que para un educador de futuros médicos como yo, tales palabras fueron casi que incomprensibles. Sin embargo, fueron también la fuente que inspiraron el análisis y la reflexión acerca del pensamiento humano… ¡del pensamiento de nuestros, de nuestros jóvenes ecuatorianos!

¿Por qué un joven estudiante no es capaz de asumir la responsabilidad por las cosas que le competen?. En el caso relatado, todo y todos –en la afirmación de los estudiantes- podían ser culpables de su falta, es decir de que llegara tarde a sus clases, desde el profesor, pasando por la metrovía y hasta la distancia entre la casa y la Universidad. Ninguno mencionó… “fue mi error” o “no volverá a pasar”.

Pues, estimados lectores, me temo que esto es más frecuente de lo que imaginamos. Si desde pequeños estamos repitiéndoles que sus “derechos” son los únicos dignos de tomarse en cuenta –aún en la Constitución- y no mencionamos a las responsabilidades como contraparte en la toma de decisiones el resultado seguirá siendo una generación que no ve más allá de sus circunstanciales momentos y que busca “liberalmente” satisfacer lo que consideran erróneamente correcto por encima de la realidad, echarle la culpa a otros es entonces el camino escogido.

En el caso de mis queridos estudiantes…¿qué ocurre cuando un médico no se hace responsable con lo que ocurre en sus diagnósticos o en su interacción con el paciente?

En otro momento, de esta misma semana, un joven de 19 años me enviaba un mensaje por facebook pidiendo trabajo o recomendación para “cualquier labor que haya que realizar, limpiar, trapear, vigilar, enseñar, lo que sea, necesito trabajo”. Cuando le pedí que me trajera el currículo me dijo… “está bien profesor, en cualquier rato se lo estoy llevando”…. ¡QUÉ INCREÍBLE DIJE YO!, cualquier rato, es cualquier momento, cualquier persona, cualquier decisión, es en esencia… “cualquier cosa”

Al mismo joven le pregunté en el famoso “chat”… ¿tu crees que un empresario contrataría a un joven que hace las cosas en “cualquier rato” que llega a “cualquier hora”, que presenta los trabajos de “cualquier manera”, que expresa “cualquier criterio” y que cuida los bienes de la empresa “de cualquier forma”. EL JOVEN DIJO… “NO”

Entonces… ¿ante que tipo de jóvenes estamos?. Es el Ecuador, realmente así, qué sucede con nuestra educación, por favor… ¡me parece espeluznante!… ¡Penosísimo, trágico diría! ME TEMO QUE NUESTRA EDUCACIÓN REQUIERE UN “ELECTROSHOCK”. Si en Chile en estos días ha habido una manifestación multitudinaria para que mejore la educación, aquí debería haber un “terremoto educativo”. No podemos seguir como hasta ahora, pues los resultados los vivimos con una generación que peca de irresponsabilidad manifiesta en muchos conglomerados humanos –aún en los que llamamos más elitistas- y sesgada hacia… “cualquier cosa”. No es SÓLO CUESTIÓN DE UN NUEVO CURRÍCULO DE BACHILLERATO, tal vez eso sea lo menos importante, es necesario otro tipo de medidas concomitantes al famoso y todavía poco claro “Nuevo Bachillerato”, pues de nada valdrá toda las Matemáticas, el Pensamiento Filosófico, la famosa “físico-química” que nadie entiende, si los valores humanos y el pensamiento crítico –procesos de pensamiento para comenzar- no forma a padres y madres, maestros, maestras y directivos… Ah, entre otras cosas…

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11 comentarios

  1. Lo felicito por el excelente artículo. Da pena ver tantos profesores que no exigen a sus alumnos por temor a los derechos del niño y adolecentes y que no les hacen cumplir con las obligaciones que tienen los chicos, por esta razon nos estamos llenando de tantos jovenes mediocres, que hacen lo que les conviene y como ellos quieren con el menor esfuerzo. Lamentablemente hoy en dia tambien este poco esfuerzo es apoyado por los padres que salen en defensa de sus hijos en lugar de enseñarles a respetar y a dar los mejor cada dia para salir adelante.
    Da miedo pensar en el futuro que nos espera en manos de estos jovenes de pocos esfuerzos

  2. Que pasaria cuando ya sean profesionales lleguen tres minutos tarde a atender un paciente con una fuerte hemorragia? Tiene Usted razon Dr. Briones

  3. ¿cuál es la razón para que se dicte clase a las 7 de la mañana? ¿ no le parece que es demasiado temprano? ¿a que hora se va Usted. a dormir?, ¿no será que Usted se está poniendo un poco temático?, creo que si la gente durmiese un poco más, y se levantase algo mas tarde, desayunara con tranquilidad, es probable que el mundo fuese menos violento. Creo que su juicio con respecto a esos jóvenes y. su futuro como médicos no tiene sustento, el solo hecho de llegar tarde a una clase no quiere decir que serán unos médicos irresponsables, sea un poco mas flexible, entre los derechos humanos debdería existir también el derecho a llegar tarde a una clase de las 7 am

    saludos cordiales

  4. Al leer el comentario de Don Werner Quishpe no pude menos que preguntarme si «Cumplir mis Obligaciones» implica que imponga mis condiciones antes que cumplir con mis deberes…
    Bien Dr.Briones por su articulo que explica el porque de la mediocrida imperante.

  5. Pienso que el problema de la educación empezó con la famosa frase » democratización de la enseñanza » patrocinada desde esa época por el MPD básicamente y otro grupo de vagos anarquistas. Esto llevó finalmente a la supresión del examen de ingreso.
    Recuerdo perfectamente en mi época de alumno del Vicente Rocafuerte que cuando ingresaba el profesor todos debíamos estar ya dentro del aula, y a su ingreso era nuestra obligación pararnos en señal de saludo, desde luego bien presentados con la camisa dentro del pantalón: y si eso no era así inmediatamente éramos retirados del aula. Es que la imagen de respeto y disiplina que imponía el profesor era manifiesta, vemos ahora maestro y alumno bebiendo alcohol en cualquier cantina cercana al colegio. Ni que decir mucho de las calificaciones; éstas llegaban a secretaría y nadie las cambiaba, ahora entre profesor y alumno se negocia el pase de año.
    Posteriormente ya en la universidad las clases empezaban a las 7 de la mañana y era a esa hora porque tanto el profesor como casi todos los alumnos teníamos que salir al trabajo, pues la responsabilidad para sostener la economía de la casa nos obligaban a hacerlo. Creo que eso ocurrió a muchos de nosotros en aquella época.
    Indiscutiblemente fuéron otros tiempos en la que ni usted doctor Briones, ni yo hemos sido afectados en nuestra personalidad, por el contrario esa disiplina y asumir responsabilidades nos ha forjado a no hechar la culpa a terceros o hacer las cosas » en cualquier rato»

  6. Excelente artículo. Puso el dedo en la llaga. ¡El atraso trae retraso!

    El respeto por si mismo comienza por no hacerle perder el tiempo a los otros. Hay mucho que hacer en nuestro país al respecto.

    En países como Noruega, Suiza o Japón, el respeto por las personas en ese aspecto es admirable. No en vano son las sociedades mas avanzadas del planeta. Es tanta la exactitud con la que actúan en cada uno de los segmentos de sus vidas, que uno puede poner en hora su reloj solo con la salida y llegadas de los trenes. Nada lo dejan al azar. Un japonés, un noruego o un suizo; entre otros países del hemisferio norte, se sienten inestables ante la incertidumbre. Llegar atrasado en cualquiera de los países avanzados, es una falta de respeto; quienes hagan esperar a sus interlocutores, ya han perdido la ventaja que pudieran haber llevado en sus negociaciones.

    Comenzar las clases o cualquier otra actividad temprano, permite disfrutar de un clima más fresco y de mejor aprovechar la asimilación del aprendizaje en niños y adultos, en particular en nuestra Costa, adonde el clima caluroso sofoca y vuelve desesperante permanecer mucho tiempo encerrado en una sala de clase, a menos que esta disponga de acondicionadores de aire, lo que no es el caso en la mayoría de centros de estudios, y peor ahora con la crisis económica provocada por el mal manejo de las finanzas del Estado, que ha obligado al gobierno a exprimir mas el bolsillo de los ciudadanos.

  7. Estoy de acuerdo en que nuestra educación es pésima y que nuestro país necesita un vuelco en la forma en que educa a nuestros niños, jóvenes y adultos. No estoy de acuerdo con la ligereza con la que se piensa que se contribuye al mejoramiento de nuestra educación, sinceramente no creo que cerrar la puerta sea un método efectivo para enseñar puntualidad, valor esencial en la formación de la persona, más bien creo que esa es una forma de privar a sus alumnos de una o dos horas de sus sabias enseñanzas; más bien puede advertir a sus alumnos que al que llegue tarde lo penará con la obligación de preparar un tema y exponerlo ante sus compañeros, sin calificación si lo presenta bien y con calificación negativa si irresponsablemente lo presenta mal. De esta manera inculcará el principio de puntualidad, no solo al alumno infractor sino a todos sus alumnos, estudiará obligadamente un tema adicional y brindará esos conocimientos a todos. Estoy totalmente en contra de hacer de la universidad un colegio para mayores donde existan requisitos de asistencia para aprobar cursos, estoy en contra de que reparen en tonterías como esas cuando la universidad ecuatoriana no responde al rol social para la que realmente existe. Estoy de acuerdo con Jorge Ávila, en cuanto a que la ?Democratización de la enseñanza? produjo una terrible regresión del nivel académico, primero al querer convertir el estudio en un derecho per se, independientemente de la capacidad académica e intelectual de los estudiantes lo que produjo una masificación de la educación superior que trajo como resultando una burocracia universitaria que, en muchos casos, ha resultado más interesada en la conservación del statu quo existente en ella; y, segundo, al aumentar las demandas de investigación de profesores que no tenían mayor mérito académico que el de haber ascendido en el escalafón universitario por medio de prebendas sindicales. Esto produjo, a su vez, un divorcio entre la universidad y la sociedad al dejar esta de generar conocimiento que pudiera ser utilizado por ella y dedicarse tanto alumnos como profesores al activismo social en detrimento del conocimiento y su aplicación. ¿Qué han hecho las Universidades ecuatorianas para cambiar esto? ¿Existen centros de investigación serios en ellas? ¿Responden a cuestionamientos o problemas planteados por la sociedad? ¿Buscan generar cambios en la estructura social, económica y política del Ecuador? ¿Acaso las universidades son referentes de opinión pública? ¿Qué nivel internacional tienen los alumnos de nuestras universidades? ¿Lo cuestionado anteriormente responde a la ausencia de políticas nacionales de educación, de una programación y adecuación seria de las instituciones universitarias a su rol o a la mera posibilidad de que los alumnos lleguen puntuales o no a clases? Cuando todos los involucrados en el tema: alumnos, directivos y profesores universitarios despejen estas preguntas podremos estar hablando de la posibilidad de una evolución de la Universidad, pero mientras no se rompan viejos e inútiles paradigmas, tales como el cerrar la puerta a la hora de la clase, no vamos a cambiar jamás. Creo que si bien existen ciertos hechos que nos pueden provocar o generar la idea de escribir cierta temática, cometemos usualmente el error de convertirlos en historias principales y creo que este tema se pudo haber analizado de una manera más profunda.

  8. Celebro su valiente postura para poder comentar la cruel realidad de nuestra sociedad apreciado amigo. Un abrazo y éxitos, lamentablemente esta mala costumbre se nos ha convertido en cultura. A tal punto de expresar «es la hora ecuatoriana» o «estamos en el Ecuador». Y justificamos así nuestras malas costumbres.

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