18 abril, 2024

Dejar Pasar

“Así como la oscuridad de la noche se disipa cuando sale el Sol, así también la oscuridad de la ignorancia y la ilusión se disipa cuando conoces a tu Verdadero Ser.” Esto dice el Bhagavad Gita, libro sagrado que contiene un saber universal.

Atendiendo a los consejos ancestrales, dando una breve mirada “a lo de antes” tal vez logremos entender mejor la vida, nuestra vida. Aquella que por espacios, cortos o prolongados se torna difícil y poco llevadera. Los antiguos aconsejaban conocerse a sí mismo para poder enmendar lo torcido y afianzar lo bueno. El mismo Jesús nos desconcierta cuando dice “Dioses sois”. Nos está indicando que el camino es la interiorización. Ese Dios, que somos está dentro, es el soplo Divino, el Espíritu que mora en nuestro ser.

Lo cierto es que no hay mejor fórmula que conocerse a sí mismo, adentrándose en el alma a donde lo más seguro es que encontremos a Dios y a su santa paz. Lo que no lograremos en medio del bullicio y de lo cotidiano, hay que apartarse un poco al menos unos minutos al día. Lo haremos cuando entendamos de una vez por todas que eso es lo necesario para nuestro crecimiento y fortalecimiento interior. Repercutirá también en lo externo. Seguro les ha pasado, pongo un ejemplo: Reciben una noticia, hablan a los tiempos con alguien a quien quieren mucho, les sale bien un negocio; en definitiva están alegres, se sienten felices. Esa felicidad que es interna se nota en la cara, en la sonrisa, en la mirada. Luego de esa noticia, de ese encuentro, de ese resultado positivo, se topan con alguien y ese alguien les dice: ¡Qué bien que se te ve! O ¡luces radiante! Y ustedes saben que están físicamente igual que ayer o antes de ayer; saben que es esa alegría interior la que se nota por fuera.

Dejar pasar, no es tomar la vida a la ligera ni vivir por vivir. Dejar pasar es pasar por la vida y dejar que la vida pase. Sin juzgamientos, sin actitudes extremas. No hay porque hacerse daño. Experimentar la vida y disfrutarla es aceptarla como es. Con ratos buenos y malos, con alegrías y penas, con aciertos y fracasos. Todos acertamos alguna vez, todos fracasamos muchas veces. Todos nos equivocamos, erramos, traicionamos, codiciamos y en el menor de los casos mentimos y comemos de más. Somos seres humanos no androides. No somos robots ni tampoco santos. Justamente los santos no pensaron jamás que lo eran y se consideraban seres pequeños, con muchos defectos que superar.

Voy a compartir un buen consejo que recibí más que como consejo, como enseñanza de una práctica de meditación. Estaba acostumbrada a la meditación con los ojos cerrados. Pero en aquella ocasión, me indicaron que la meditación Zen se realiza con los ojos abiertos, sin poner freno al pensamiento, hay que dejar simplemente que todo fluya, que las ideas, las sensaciones, los pensamientos pasen, lo único que se debe hacer es respirar y no detenerse en ningún pensamiento, en ninguna idea. Luego de la práctica de esa meditación me di cuenta, que esa es la vida. Así es. Debemos respirar y disfrutar de ese aire de ese oxígeno que nos permite vivir y lo demás hay que dejarlo que fluya, nada sacamos con aferrarnos a una idea, a un pensamiento, a una manera de ser, peor aún a lo material. La vida es sentarnos con los ojos abiertos y respirar, dejar pasar, vivir.

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  1. Conocer tu verdadero Ser es aceptar que
    que si pensamos,sentimos emociones y
    hablamos es porque una energía divina
    es parte de nuestro ser y es la que par
    te cuando morimos.CUANDO MEDITAMOS LO
    DIVINOEN NOSOTROS SE UNE A LA DIVINIDAD

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