Hay historias que se vuelven cansinas de tanto repetirse. Una de ella son las secuelas que la estación invernal trae consigo al sector rural. Es que seguimos improvisando, reaccionando antes que actuar, lamentando entre lloros, pedidos de auxilio y demandas de solidaridad social. Mas, considerando los hechos, concluiremos que una planificación sin demagogia; todo ello se puede minimizar. Hay un hecho natural incrementado por la desidia ciudadana que no podemos negar: rÃos cuyo cauce han disminuido. La gran tarea que de por si ameritarÃa esa si, el apelativo de revolución ambiental. Dragado y preservación de todas las cuencas hÃdricas del paÃs.
Este gobierno nos atosiga perorando que en sus 48 meses de regencia ha invertido más que los cuatro o cinco presidentes anteriores. Nos alegramos de ello. Grave seria que no lo hubiera hecho conociendo los ingentes ingresos que por el petróleo ha tenido. Por cierto, no negamos que están a la vista carreteros, puentes, edificios, vehÃculos, aviones, helicópteros o viajes. Pero el sector agrÃcola sigue estancado y persistirá en dicha tendencia pues ninguno de los programas en ejecución, tienen sostenibilidad. Todos pecan de lo mismo: populismo.
En lugar de regalar cajitas con insumos, semillas, machetes o lampas se hubiera dedicado a dragar los rÃos, crear represas, adecuar canales secundarios en tanto emprendÃa un vasto proyecto de regadÃo y drenaje, la cantaleta por las inundaciones o las perdidas por la sequÃa; serian historia del pasado.
Los meses de lluvia han sido benignos en estas campanas. Se han acortado los periodos pluviosos es un hecho perceptible. Los meses de estiaje son mas frÃos, nublados y retrasan cosechas o aumentan los lapsos que median entre fructificación/recolección. Todo ello repercute negativamente tanto en la tan mentada seguridad alimentaria como en la economÃa de los agricultores. El riego es una herramienta ideal para disminuir los riesgos de congelamiento, asegurar el traslado de nutrientes a la planta y saciar la sed de los animales. El riego y drenaje controlado permite garantizar el uso del agua para las poblaciones que comparten lagos, vaguadas, esteros, riachuelos o rÃos.
El mundo vislumbra grave escasez de lÃquido vital no contaminado. Su manejo debe ser en función de los seres humanos tanto rurales como urbanos. Pero respaldando la producción agrÃcola, pecuaria, pesquera o forestal. No se trata de privilegiar a unos en detrimentos de quienes abastecen de comida. Obviemos aquella utópica ilusión de pretender que por morar en la fuente, tengo todo el derecho de hacer lo que en gana me venga con el agua.
Basta ya de la búsqueda incesante de votos. El aplauso inmediato. La constante humillación de quienes no comparten ideas similares. Adelantemos una lucha nacional de la recuperación de afluentes, lagunas, humedales, riachuelos o rÃos dragando y poblando los mismos con especies que sirvan a esos propósitos. Porque no soñar con crear en la sierra pequeñas represas productoras de energÃa o en la costa utilizar las mareas para igual fin. Es hora de pensar en un futuro sin petróleo. INNOVEMOS!.