18 abril, 2024

Mujer: ¡despierta!, ¡te están robando la felicidad! (IV)

La mujer y Dios

La clave está en la acentuación de su relación con Dios y la importancia de la fidelidad a lo que Dios le pide. Esta será la garantía para que ella recorra el camino de su vida de modo digno. Dios dignifica como nadie a la mujer. En la misma medida que la mujer traiciona a Dios y a Sus santos y sabios Preceptos, se traiciona a sí misma, se denigra y envilece. Si la mujer da la espalda a Dios, se da la espalda a sí misma y queda a merced de los instintos del varón. Sus principios cristianos son con su refugio, su pedestal, su trinchera, la garantía de su dignidad.

 

¿Dónde, cuándo y cómo se ha de auto-redimir?

Ella, desde su infancia, debe ser formada en el hogar en el amor de Dios y en el respeto hacia aquello que va a ser su pedestal, su trinchera, su refugio y su sabiduría: los mandamientos del Señor. Sin un profundo ‘amor a Dios’, la niña estará desarmada ante el lobo del real antifeminismo que se camufla bajo la piel de oveja del falso feminismo que impera en el mundo de hoy.

Pero si a la niña se la ha iniciado e introducido en el amor a Dios, ella estará salvada, porque, entonces descubrirá que su cuerpo es sagrado porque en él mora el mismo Dios: “Si alguno me ama guardará mis mandamientos, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él”.[18] Las madres que visten a sus niñas como pequeñas ‘sexi’, sin pudor, ven crecer a mujercitas ‘vacías’, sin el sentido de la misteriosa presencia de Dios en su interior. El sentido de la Presencia de Dios en el cuerpo es el más comprensible y noble argumento que una madre puede usar para que su niña cuide su pudor, su recato, su compostura. La cita bíblica antes trascrita es todo un tratado de amor, docilidad y pureza para una niña cristiana…

Con este bagaje ha de llegar a la adolescencia para saber ser amiga de sus amigos en un clima de absoluto respeto, siendo consciente de su propia dignidad: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?[19] ”¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?[20]

Luego, la chica con criterio sabe dónde, cuándo y cómo se abre al amor naciente en la juventud; sabe cómo enamorarse. Pero lo ha de hacer dentro del Espíritu Santo, que en Pentecostés se manifestó como Fuego. El fuego es inseparablemente calor, luz y movimiento. Sólo si se enamora ‘en el Espíritu’, ella lo hará adecuadamente: con el calor del Amor, con la luz de la Verdad y el movimiento de la Libertad. Si la mujer no vive en Gracia, cometerá graves y irreparables errores, porque, como dice el P. Horario Bojorge en su libro La Casa Sobre Roca: “Ella se ilusiona. Herida por el pecado original precisamente en las facultades del alma, en la imaginación, no lo advierte. Confunde lo que el novio es, con lo que ella quiere que sea y se imagina que él es. Por lo general la chica enamorada es una mujer ilusionada: idealiza al varón… ¡Cuántas mujeres se dieron cuenta que se casaron con el hombre equivocado, porque cuando despiertan de su sueño advierten que lo habían idealizado! La mujer, herida en el afecto, suele idealizar a los que ama y engañarse”. La mujer que busca esposo, si comienza por dar su cuerpo a su enamorado, está incapacitada para encontrar a aquel que debe ser su mejor amigo, su esposo; porque un amor protagonizado por las pasiones es un amor enceguecido ante la realidad; sordo y mudo ante la Vedad: sordo porque no oirá los consejos del Espíritu y mudo porque el miedo a perder a su compañero, le llevará a callar… Sólo la chica casta y pura, que vive con su enamorado un amor ‘en el Espíritu’, será capaz de buscar y encontrará entre sus amigos, al mejor amigo, que será su esposo, como enseña en su libro el P. Bojorge.

La mujer puede y debe elegir el tipo de hombre con quien formará un hogar como novia: toda mujer se casa con el hombre que quiere; con frecuencia, son engañadas las que ocasionan el engaño porque quizá fueron sencillas, cándidas y bondadosas como palomas, pero no supieron armarse de la sagacidad, la prudencia y la perspicacia de la serpiente; porque, hemos de saber, que tan evangélica es una cosas como otra, según Jesús dejo sentado con lapidaria sentencia: Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos; sed pues sencillos como palomas, pero prudentes como serpientes.[21]

No pocas historias de esposas infelices comenzaron por prehistorias de enamoradas y novias que no exigieron nada de nada al varón. El hombre podrá acercarse a la mujer con cualquier intención, pero es ella la que decide. Una mujer de verdad sabrá cómo conducirle a su novio por los caminos de la castidad, la religiosidad: Yo tengo decidido que el hombre que sea mi compañero de por vida ha de ser un hombre de Dios: un hombre de vida en gracia, de comunión, de dirección espiritual… (Pienso en las chicas que al aceptar a un hombre irreligioso, están marginando por eso a Dios)

La mujer puede, si quiere, elegir el hombre con el que ha de casarse y definir el estilo de la relación que ha de mediar entre los dos: incluyendo o excluyendo a Dios; respetando los principios morales o pisoteándolos; respetando a sus padres o traicionando la confianza de los padres y engañándolos a base de experiencias vergonzosas; relacionándose de modo personal, o puramente animal…

Todo lo que venga después en la vida matrimonial será una cosecha de lo que se sembró en la vida prematrimonial.

[18] Jn 14, 23
[19] 1 Co 3, 16
[20] 1 Co 6, 19
[21] Mt 10:16

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  1. Muy sabias las ensañanzas del Padre Paulino, tenemos que orar siempre por las mujeres, porque de ellas nacimos y son nuestros ángeles en la tierra para cuidarnos y velar por nosotros, de acuerdo a la vocación señalada por Dios desde la eternidad. ¡QUE VIVAN LAS MUJERES!

  2. Es cierto que el modelo a seguir es nuestra Virgen María, con su silencio…con su aceptación, sin preguntas, sin pretextos…el medio perfecto para traer al mundo al unigénito, al hijo de Dios.

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