25 abril, 2024

El poder es poder…

Interesante frase que recuerdo haberla escuchado de un famoso director técnico de la selección ecuatoriana de football, aquél que llevó a nuestro “equipo” –nótese que pongo entre comillas la palabra “equipo”- por primera vez a un mundial… el “bolillo” Gómez…

La motivación de poder es una de las más poderosas para quienes dirigen, hasta se llega a decir que los gerentes de alto nivel y de más éxito son aquellos que poseen elevadas dosis de “motivación de poder”, es decir aquellos que a través de sus actos llevan a la gente a hacer cosas, que se supone deben ser bien intencionadas y para bien de la organización a la cual se deben. Y en efecto, este “estratega” a quien yo preferiría llamar verdadero “líder de equipo” asumía en su labor gerencial deportiva que poder hacer cosas en conjunto y hacerlas con un fin común y previamente determinado le daba poder…

¡Y es verdad!. La motivación de logro, con todas sus características de impulso interno que inspira al ser humano para seguir teniendo resultados que le satisfacen y lo proyectan emocionalmente no es suficiente para formar equipos de trabajo y peor para conseguir éxitos en cualquier ámbito del quehacer humano en el cual estemos inmersos. Es más, yéndonos al aspecto más extremista de la motivación de logro, puede formar –y en efecto lo obtiene- verdaderos monstruos egocéntricos cuya finalidad siempre es brillar en lo personal a costa de lo que fuese, por encima del bien comunitario. Como administrador educativo puedo ser fedatario moral de hechos dolorosos cuando he visto a una inteligente mujer totalmente obnubilada por la motivación de logro, destruir literalmente a una gran institución educativa sin que sus jefes –alertados previamente- se hayan dado cuenta del fondo mismo de la conducta de esta dama. Pero así juegan las cosas cuando administrativamente se está desfasado y poco preparado para este mundo globalizado en el cual vivimos cuya gente exige mejores servicios continuamente.

Cuando la motivación de poder guía la acción gerencial es fundamental que quien dirige tenga una inteligencia emocional muy equilibrada y sobre todo luzcan sus valores personales distinguidos por la sencillez, la amabilidad, la firmeza y la bondad. Si esto no existe se corre el peligro de que se enmascare la verdadera finalidad de tener poder por la desafiante necesidad de mandar y de guiar a la gente a obtener fines reñidos con el bienestar comunitario. Así han caído grandes imperios empresariales alrededor del mundo. Liderazgos efímeros que pronto son convertidos en cacicazgos dignos de mejor suerte.

Finalmente se habla también de la motivación de afiliación, sujeta a la necesidad que tiene muchas personas en las organizaciones de establecer relaciones humanas que fortalezcan su autoestima y les permitan comunicarse para crecer. Esos jefes tienden a ser paternalistas y pueden tener éxito mientras satisfacen a todos –lo cual es casi imposible con el tiempo- dejando de lado la firmeza con la cual se debe manejar una institución que quiere ser grande. El presente artículo sirva para aportar con el conflicto permanente que veo en la administración educativa a través de mis años de experiencia en escuelas, colegios y universidades. Mis reflexiones son permanentemente alimentadas por padres de familia, ex – alumnos(as), ex – colaboradores, maestros y compañeros en general cuando vemos que ciertamente se desploman las instituciones cuando no tomamos en cuenta que para dirigir se necesita examinar un perfil completo de la persona que se elige, comenzando por ubicar su manejo motivacional personal pues de ello dependerá la guía de otros y el éxito subsecuente para llevar a sus estudiantes hacia el progreso y el bienestar.

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La cabeza de Federico

Dios me ha permitido ser un hombre realizado. Afectiva, social y profesionalmente he culminado cada una de mis aspiraciones. Esto me permite no tener que adular a nadie, así como tampoco actuar bajo ningún tipo de cálculo que conlleve un beneficio personal.

Nunca he vivido en Los Ceibos y nunca lo haré.

Sin embargo, desde hace mucho tiempo se de la extraordinaria labor que el padre Federico Gagliardo ha realizado en beneficio de esa comunidad y sus sectores aledaños.

No hay comentarios

  1. pienso, que la civilizacion actual esta hambrienta de poder, los protagonistas de este articulo son personas que han confundido el poder con jugar a ser villanos…..ese es el error, no obstante la fe en dios y sobre todo en su justicia divina, hace que cada dia usted,y me atrevo a decir que otras personas se atrevan a ser mejor.

    cordialmente
    una espectadora mas

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