El arcángel Vinicio y el gramático doctor

“Tanto en la reunión de la Junta Bancaria, cuanto en el directorio de la AGD y en las conversaciones con Falconí, estuvo presente el abogado de la Presidencia, Alexis Mera Giler, un socio del estudio Romero-Menéndez de Guayaquil, ex alumno de Falconí en la Universidad Católica, ex asesor de los ex presidentes Noboa y Febres-Cordero y cercano a Rafael Correa desde la universidad.” (“La verdadera historia”. Revista Vistazo, edición No. 982. Julio 17/2008)

Conocí a Alexis Mera Giler cuando mi mente se liberaba de a poco de pasiones y con racionalidad me decía: “Solo los jesuitas te enseñaron algo”. En efecto. El Dr. Mera fue profesor del suscrito de la materia Ciencia de Estado en la Universidad Espíritu Santo. Lejos de las calificaciones y otros medios para verificar que el alumno sabe más o igual que el profesor, nuestra relación fue más que cordial diría yo. Y luego la cosa se puso mejor. Una vez que mi contingente a toda máquina por cierto se puso al frente de la Corporación Guayas como su primer director ejecutivo, solicité el concurso del doctor como parte del brillante grupo de profesionales que se integraron como consultores ad honórem de la corporación con el objetivo de desarrollar proyectos junto a nosotros. Él era un hombre muy activo que acudía a las reuniones siempre puntual y con la opinión siempre afilada. Como quien va a clases con la lección aprendida.

Hoy solo veo a Alexis Mera en televisión o en los periódicos, sea fondeando a los ministros de Estado en el Salón Amarillo; sea a la derecha o a la izquierda del predestinado de la Revolución Ciudadana; sea en la Asamblea Constituyente de Montecristi haciendo las veces de corrector de estilos, ortográfico y gramatical de textos constitucionales en potencia.

No califico ni reprocho las acciones de Alexis Mera, que yendo más allá de sus competencias expresamente detallas en la ley, apoya el proceso este del cambio de época o de época de cambio con su talento intelectual reconocido por sus amigos y los no tan amigos. Lo único que le pediría al secretario jurídico de la Presidencia de la República es que recuerde lo mismo que nos enseñó a sus alumnos en clases: “El pueblo hace la Constitución, y solo el pueblo puede deshacerla. La Constitución es una creación del pueblo, y solo es obligatoria por la propia voluntad del pueblo.” (John Marshall, presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos de América. Caso Cohens v. Virginia. 1821)

“Las empresas siguen en manos de la AGD, la administración, en la mayoría de los casos, por eficiencia y operación, va a estar en manos de los anteriores administradores”, explicó Vinicio Alvarado, secretario general de la Administración Pública, tras mantener una reunión con los miembros de la familia Alarcón-Alcívar, propietarios de las firmas (Industrias Lácteas Toni S. A. y Plásticos Ecuatorianos S. A.). (Diario El Comercio. 16 de julio de 2008)

A Vinicio Alvarado no lo conozco, y no me desuela esta circunstancia. León Roldós Aguilera lo calificó muy bien en Contacto Directo el 16 de julio con Carlos Vera en vivo: arcángel dador de gracias especiales. Parece que la sola palabra del Dr. Alvarado Espinel es fuerza suficiente para que las resoluciones de la AGD culipandeen. ¿Qué hacía Vinicio Alvarado la noche del martes 15 de julio en las puertas de Industrias Lácteas Toni S. A. hablando sobre cosas que no son de su agenda? ¿Qué opinión tiene de esto el Bravo gerente general de la AGD? ¿Intromisión? ¿Acuerdos de campaña por respetar?

No nos van a contestar nunca. Son inútiles las preguntas. Me he olvidado por un momento que la revolución ciudadana se ejecuta sin preguntas. Se prefiere pedir perdón a que pedir permiso.