Prohibido Opinar

Los comentaristas y talentos de pantalla de los canales incautados por el AGD han sido conminados a tratar únicamente temas propios de su especialidad. La teoría de “zapatero a tus zapatos” ya es de todos.

Así los economistas, bien hecho, sólo podrán hablar de economía, los ingenieros de ingeniería, los psicólogos y psiquiatras de los políticos, los camarógrafos de las cámaras, y así sucesivamente.

Los abogados somos los únicos que podremos hablar de la nueva constitución y opinar sobre sus artículos ahora llamados por la corte de Montecristi articulados.

Pero el acto de votar, derecho consagrado actualmente a todos los ecuatorianos con capacidad e idoneidad para sufragar, con excepción de los adolescentes no niños mayores de 16 años futuros sufragantes, es fruto de una evaluación cognoscitiva del contenido del proyecto constitucional, sometido a referéndum. El voto es un acto democrático resultante de dicho proceso de conocimiento y evaluación, y el individuo una vez poseído de un criterio claro respecto del proyecto constitucional según su sano juicio procederá a decidirse por el no o en caso contrario, por el si.

Bajo la óptica de un administrador de un medio de opinión pública incautado por la AGD, los periodistas, presentadores, entrevistadores, y demás talentos de pantalla, no pueden incursionar en facetas diversas a su especialidad.

Bajo ese peregrino criterio, estamos llegando a un país de eunucos mentales que no podremos opinar sino de los temas propios de nuestra actividad. El pueblo no puede opinar de la constitución que lo regirá, del referéndum en adelante si gana el sí, como tampoco podrá opinar por qué votará por el no.

El ideal de los funcionarios de “p.a.i.s.” es el país en el que todos seremos felices por decreto, viendo matar a los seres humanos en proceso de formación intrauterina, que los desempleados deban a sí mismos afiliarse al seguro social que será universal y obligatorio, que los empresarios de éxito económico no puedan acceder a los medios de comunicación so pena de beneficiar sus actividades económicas utilizando tales instrumentos mediáticos, entre tantas otros absurdos como el matrimonio homosexual; que deberían ser debatidos por la prensa pero que según la nueva política laboral de los funcionarios de la AGD al parecer no tendrá cabida en los canales de televisión incautados a menos que sean tratados por expertos y practicantes del tema.

Se pretende que los ecuatorianos no existamos como entes de opinión, olvidando lo que nos enseñó René Descartes en el Discurso del método, al plantearse “Je pense, donc je suis” o “Pienso, luego existo” o, “pienso, luego, yo soy” o llanamente porque pienso, existo y porque existo, pienso. Esto surge como elemento fundamental del racionalismo occidental, corriente filosófica francesa del siglo XVII que se opone al neo empirismo del siglo XXI de Montecristi evocando la corriente del empirismo tradicional basada en la percepción sensorial, en la formación de ideas, descartando la teoría por la práctica, sólo así se explica el léase “los artículos” que trata del derecho femenino al placer sexual, tema que no indica quién lo provoque.

Lo ocurrido en el grupo TC evoca lo que puede ocurrir en el TC, Tribunal Constitucional o futura Corte Constitucional. Así se sentarán las bases para que los ecuatorianos nos dediquemos bajo la doctrina de “zapatero a tus zapatos” a una sola actividad o pensamiento, no siendo en lo futuro sujetos pensantes con derecho a la opinión.

Así se explica por qué la naturaleza será sujeto de derechos y los seres humanos desde su concepción no serán de derecho alguno, salvo a morirse por virtud soberana del cuerpo y voluntad de la o los que metieron, la pata.