25 abril, 2024

“Por sus hechos… ¡los conoceréis!”

Nuestro país sufre al momento una crisis terrible en su institucionalidad –o mejor dicho, de lo que queda de la institucionalidad-. La Asamblea Constituyente reunida en Montecristi perdió a su Presidente, quien sin dar más explicaciones que su rostro compungido y decepcionado, sorprendió a los ecuatorianos al salir –al parecer por su propia cuenta- del segundo cargo más importante del país. ¿Cuáles fueron los motivos?.

Su salida se da en un momento en el cual la Asamblea cuenta –de acuerdo a las encuestas- con una baja impresionante en la aceptación popular y no son pocos los que la comparan con un Congreso Nacional de esos a los cuales no queremos ni referirnos. El capitán deja el barco en una tormenta terrible y cede posiciones a sus coidearios…

La percepción que siempre ha dado el señor Acosta ha sido la de un político serio, a veces intransigente, pero honesto en cuanto a su vida pública, por lo cual goza de cierta respetabilidad en algunos foros nacionales que hoy están manifiestamente sorprendidos. Ha sido su vida una muestra del concepto cuyas palabras definitorias me sirven para abrir el presente artículo, efectivamente, sus acciones, los hechos mostrados a través de su gestión, nos hace conocerlo y respetarlo en la medida adecuada. Después de todo, eso es lo que los seres humanos estamos construyendo de a poco en la vida, momentos, tan solo momentos en los cuales hay hechos, buenos o no tan buenos –depende del “cristal” con que se mire-, simplemente acciones que nos “pintan” de cuerpo entero en la percepción de todos aquellos que nos observan y nos juzgan posteriormente.

El sacerdote Italo Gastaldi, salesiano, escribió una vez en uno de sus interesantes libros que “el hombre es un ser para el encuentro”, y que “es permanentemente interpelado por otros seres humanos en la palabra, en el amor y en la obra”. Nadie se salva de tal interpelación que históricamente marca a la persona hasta la eternidad. ¿Se han preguntado esos hombres y mujeres que hoy están en esa Asamblea lo que están mostrando con sus acciones, con los hechos, frente a un pueblo que ha confiado su esperanza en ellos y ellas?. Piensen, por favor, que hay dos formas de ser creativos en cualquier actividad, la una es en efecto desarrollando algo novedoso y que nunca antes se había conocido, la otra es mejorando lo ya existente. ¿Era necesario tomar el primer camino habida cuenta de la escasez de tiempo con la que contaban o la segunda opción representaba una mejor forma de hacer las cosas?. Tarde ya para hablar de esto, cuando las cartas están echadas, sin embargo, puede todavía recogerse mucho de lo previamente escrito –en la anterior Constitución- para complementar lo hasta ahora producido. Porque “poner el acelerador” al trabajo de legislación de la Carta Magna es el camino más seguro al fracaso y me temo que una de las causas que obligaron al señor Acosta a renunciar fue ese.

He visto durante décadas a cientos y miles de profesionales ecuatorianos, todos han dejado huellas indelebles en la historia, unos para orgullo de los suyos y otros para vergüenza de los mismos. Muchos recordados como ejemplos a seguir y otros olvidados en algún rincón obscuro. Como ser humano me pregunto… “si por los hechos los conoceréis” parafraseando una frase conocida y reconocida por todos… ¿qué nos impide construir una vida de servicio hacia el bien en cualquier ámbito en el cual uno decida involucrarse’: Hoy, la preocupación es el bienestar y la supervivencia misma del Ecuador y todas las esperanzas siguen centradas en Montecristi. Los Asambleístas deben reflexionar profundamente lo que están haciendo y decidirse a cumplir con el sagrado deber encomendado por todos los ciudadanos de este país. Ojalá… ¡y cumplan!

Artículos relacionados

Un libro valiente

El Dr. Blasco Peñaherrera Padilla, uno de los analistas y pensadores más lúcidos del Ecuador actual, si no el más lúcido, ha publicado recientemente un pequeño pero muy interesante y claro libro, escrito con mucha valentía, titulado “Perú y Chile, Desde Las Cenizas”, analizando las dos “revoluciones” sufridas por dichos países vecinos y cercanos, las consecuencias que afrontaron y cómo lograron salir del abismo en que dichas sociedades cayeron, tanto en lo económico cuánto en lo político y social, incluyendo mucha violencia en ambos casos.

Oportunamente el autor cita un célebre discurso de no hace mucho tiempo, del Presidente Arias de Costa Rica, en el mencionaba que “… América Latina corre el riesgo de aumentar su insólita colección de generaciones perdidas…”. Leemos este libro y llegamos a la inevitable conclusión de que el Ecuador va rumbo a perder otra más, aparte de las que históricamente ya ha perdido y que son varias, lamentablemente.

«El Estado megalómano»

Me permito transcribir algunos párrafos del libro El Estado megalómano de Jean-Francais Revel –escrito durante el Socialismo francés del siglo pasado, para que quien lo lea haga sus propios juicios. Lily Pilataxi […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×